Pedro Serrano – ERNC. Los diferentes enfoques. Políticas, mercado, necesidades de pequeñas escalas, desarrollo participativo

Las opciones ERNC existen, las tecnologías también, y están cada vez mas baratas y al alcance de mayorías. Pero obviamente requieren un cambio de paradigmas en los modelos de desarrollo.  Por ahora hay que navegar por estos mares y persistir majaderamente, entendiendo que es peligroso, parece simpático, levanta muchas simpatías, pero es peligroso.

El enfoque vigente

Las energías renovables no convencionales, ERNC, limpias;  léase la mini y micro hidráulica, la energía solar, la energía eólica, la energía geotérmica, las energías de los océanos, la biomasa, llevan muchas décadas buscando como enfrentar al petróleo, el carbón y la energía nuclear, que han sido el soporte principal de nuestro estado de desarrollo global. Estado de  desarrollo al 2017, donde la mayor parte del planeta come casi todos los días, usa calzado, muchos tienen acceso a la educación, cobijos desde los lujosos a los precarios y nos reproducimos mas allá de las expectativas de principios de siglo,  ya hemos alcanzado la insólita cifra de 8.000 millones de seres humanos,  muchos con mejor salud y vidas más prolongadas que antaño.

Hoy en día un solo país del globo, China,  puede ver nacer entre 12 millones y 40 millones de seres humanos más cada año y es el país que crece con mayor rapidez del planeta. El antiguo control de la natalidad dejó de ser paradigma del desarrollo actual. Los países económicamente mas pujantes del globo son hoy en día los más poblados, lo que indica la buena capacidad promedio de cada ser humano de producir, con tecnología, más de lo que necesita. Lo anterior lo ratifican las situaciones de:

Brasil en América del Sur, EEUU en América del Norte, Rusia y Alemania en Europa, India y China en Asia. Por supuesto simultáneamente luchando con todas las inequidades e injusticias que subsisten en sus territorios.

Todo este crecimiento, desarrollo y cambio, en tan solo 200 años, iniciado con la revolución industrial y un imperio, el Británico, donde no se ponía el sol, impulsado por energías sucias pero potentes y abundantes, fáciles de usar y almacenables, grandes emisores de CO2,  nos tiene ahora con las amenazas del agotamiento del suministro y calentamiento global en aumento, un fenómeno con muchísimas implicancias, donde el cambio climático pudiese no ser la más importante de todas. En ese entonces,  aquel tamaño y enfoque, los temas de género no tenían cabida

Los que llevamos mas de 40 años trabajando con las energías renovables no convencionales, hemos sostenido majaderamente desde lo académico, muchísimo antes -décadas antes que el documental de Al Gore-, que el efecto invernadero aumentado sería de graves consecuencias ambientales para el planeta. El recibir por años las burlas de la “comunidad científica”, manejada siempre por el mercado del petro-carbón, el hecho de encontrarnos, a principios del siglo XXI, con la revolución ERNC de manos de los grandes consorcios económicos del planeta, que llevaron a los campos fotovoltaicos, las grandes máquinas eólicas, a niveles competitivos con el petro-carbón, resulta un extraño triunfo de la tozudez de la comunidad, en aquel entonces “alternativa” y que hoy en día es la madre casi olvidada de la revolución energética de la primera parte del siglo XXI.

Y atención, que suele confundirse el millonario negocio de la energía eléctrica, con el negocio de la energía en general. Esta última también comprende la térmica, la utilizada para el transporte y la utilizada para producir alimentos, entre otras cosas fundamentales para nuestra existencia y desarrollo. Aquí la energía solar y la geotermia pueden hacer aportes de calor, no eléctricos, más que significativos.

Lo curioso y significativo de hoy, es que la madre mira desde lejos el retoño, que fue tomado codiciosamente por los mismos de siempre, construyendo gigantescas plataformas solares térmicas y fotovoltaicas, grandes geotérmicas, campos gigantes de enormes máquinas eólicas off shore y etc. Todas produciendo abundante y necesaria electricidad barata, lo que es un magnífico negocio, dentro de la misma estrategia de mercados tradicionales, que las ERNC del pasado intentaban derrocar: todos conectados a una línea y pagando a un productor concentrado, que domina la llave principal.  Igual, a pesar de los cambios del paradigma inicial, bien por la ERNC, se enriquecen los mismos de siempre, pero al menos lo hacen con energías más limpias, bien por el planeta.

En Chile, por dar un ejemplo, hace sólo 3 años  el mega watt hora se licitaba a USD 150, un evidente estafa para todos desde manos privadas. Este año 2017 hubo licitantes para bloques diurnos, fotovoltaicos, de USD 29 el mega watt hora, ¡un quinto del coste histórico! Demostrando que la revolución ERNC está triunfando, y sin subsidios.

El otro modelo

Más allá de lo anecdótico, recuerdo en los años 70 del siglo pasado, haber planteado las posibilidades del modelo energético descentralizado: la utopía extravagante (en ese entonces) de poder vivir fuera de las redes convencionales de agua y energía. Este asunto obviamente impactaría en el sector rural, ampliamente desconectado, de todos los países del planeta, incluyendo a quienes escapan de la ciudad conectada, hacia los territorios aun no invadidos por los cables y las cañerías.

Por supuesto al llamado “sistema” -la economía global de mercado-, no le parecía muy agradable ver a multitudes de familias desconectarse de sus redes de suministro y pago de servicios, lo que forma parte de su estrategia establecida de ganar dinero casi sin trabajar. Sólo invirtiendo dinero producto de más dinero, forjado por el sudor y trabajo de la mayoría forzosamente conectada. En aquel entonces, la posibilidad de una vida desconectada, era un atrevimiento máximo con la directrices del modelo.

Lo divertido es que hoy en día, el avance provocado por las mega instalaciones, ha dejado la tecnología al alcance, a bajos precios, de una buena cantidad de ex “proletarios” globales, que miran con cierta ansia el poder salir de la ciudad y forjar su propio destino de dependencias, al menos de agua y energía, pero también el alimentario, cosa no menor. Eso es posible hoy, en países en vías de desarrollo, comprando tecnología en los supermercados, pero independizando muchas necesidades. Tiemblan así las corporaciones. En esta dimensión y enfoque si que aparecen tos temas  de género, la minorías de todo tipo, las cuestiones culturales, etc…

Sin embargo, todavía tres cuartas partes de la población de nuestros países del Sur, viven hace cientos de años en los sectores rurales desconectados de las redes y han resuelto mal o bien muchos de sus problemas vitales. Estas nuevas tecnologías van a acudir por muchas vías, asistenciales, “buenistas” o desarrollistas, a mejorar (o cambiar) su desconectada calidad de vida. Es posible que este impulso frene un poco el desbocado crecimiento de nuestras ciudades, muchas ya con 10 o 20 millones de hacinados habitantes, multi-conectados a las redes cuyos ductos  terminan, todos,  en una caja de control de flujo y una registradora de dinero,  privada o estatal, donde concurren todos los pagos.

Otro gesto fantástico del desarrollo global desbocado, ha sido el increíble mejoramiento de las posibilidades de comunicarnos, sin señales de humo, sin chasquis y sin cables. Vivir conectados, trabajando incluso, pero lejitos, es una opción real para muchos hoy en día.

Hoy día la energía solar pasiva o activa, puede resolver sin ductos externos, los problemas de acondicionamiento térmico, ya sea frío, calor o ventilación, así como el agua caliente, la electricidad e incluso la refrigeración, secado y la cocción de alimentos de una vivienda. Esto es parte del que llamamos aquí: el otro modelo de las ERNC, las tecnologías de carácter familiar, individual útil hasta las pequeñas comunidades. Consumidores autoabastecidos desconectados de los tentáculos codiciosos de las redes. Esto por supuesto incluye a los pequeños productores y auto productores.

La energía eólica en pequeña escala, puede mover agua para riego, generar electricidad, generar movimiento mecánico, hasta impulsar un navío, como se ha hecho desde hace siglos. Cien o mil pequeñas máquinas eólicas pueden hacer el mismo trabajo que una gran turbina en una torre, pero sin la maraña de cables de transmisión e incluso puede que cuesten menos. Obviamente no será negocio más que para los usuarios y los proveedores, y si la tecnología se puede ensamblar localmente, menos negocio aún para los externos, gran negocio para los desconectados.

Usando la misma lógica, la suma de los millares de pequeños potenciales hidráulicos distribuidos en nuestros países, sobre todo los andinos, puede ser mucho mayor que las suma de los grandes embalses hidroeléctricos posibles en una cuenca, eso agregando el costo ambiental enorme que significa el interrumpir cursos de agua, inundar grandes áreas y exponer al mundo aguas abajo a desastres impensables. La mini y micro hidráulica, desde los arietes hasta las turbinas en flujos turbulentos, pueden dar electricidad a una sola casa, a un solo taller o alimentar una pequeña aldea y no solo eso, puede con ruedas y arietes regar localmente grandes superficies sin impactar grandemente al ambiente. Es mas, la hidráulica localizada puede entregar movimiento mecánico a actividades productivas… eso sin interrumpir los cauces, con flujos insignificantes y casi sin impactos ambientales. Sin venderle energía a nadie.

No todos saben que en el suelo, bajo cualquier casa, hay una masa inmensa que suele estar a la temperatura media anual del lugar, y suele estarlo todo el año. Eso puede servir para enfriar o calentar aire por simple ventilación a conductos bajo tierra. Esto en territorios con amplitudes térmicas notables, puede ser interesante, Por ejemplo, en algunos terrenos de Santiago de Chile a 3 o 4 metros bajo la superficie hay 18ºC, todo el año, con gran masa térmica. Si afuera hay 39ºC, tomar aire a 18ºC puede ser muy interesante para enfriar un ambiente. Esos mismos 18ºC son también interesantes cuando afuera en invierno suelen hacer -1 o -2ºC. Emplear ese gran almacén de energía constante se conoce como “geotermia de baja entalpía”. Es cosa de probar, es gratis y localizado. El sub suelo siempre va a estar más caliente que el frío local más extremo, o más frío que el calor local más extremo. Todo esto sin usar complicadas bombas de calor.

Entre otras muchas fuentes de energía, la materia orgánica local desde la basura domestica orgánica hasta los restos de poda, se pueden compostar adecuadamente de modo aeróbico. Pero sometidos a una digestión artificial, en un estómago y tripas a 36ºC, bien molido y disuelto en agua con bacterias anaeróbicas, es posible obtener el metano combustible de esa bio-digestión. El metano, CH4, gas nocivo, que aumenta mas que el CO2 el efecto invernadero global, se convierte en 4 moléculas de agua y solo una de CO2 al ser quemado. Esto significa bajar notablemente el impacto. He visto en la India buenos bio-digestores domésticos, son una excelente opción para obtener gas descentralizado.  Solo con una advertencia: las bacterias necesitan ser alimentadas, mantener su temperatura y como todo aparato digestivo, el bio-digestor requiere ser evacuado periódicamente. La bio digestión es una oferta muy buena, pero requiere de gran disciplina. Sin ella, la bio-digestión en pequeñas escalas ha sido en muchas partes un gran fracaso.

En resumen, es posible trabajar las ERNC en esta otra escala para un paradigma de desarrollo descentralizado al extremo, creando familias y comunidades independientes, empoderadas con el dominio de su propia energía. Este lado de las ERNC logra muy pocos y escasos subsidios de los Estados, comparado con el esquema energético mega centralizable, que invierte miles de millones de euros o dólares al año. El modelo descentralizado no le interesa a quienes sostienen el modelo comercial de mercado, como se ha visto vergonzosamente en los escándalos sobre control del dinero en la política que sacuden nuestros gobiernos.

Las opciones ERNC existen, las tecnologías también, y están cada vez mas baratas y al alcance de mayorías. Pero obviamente requieren un cambio de paradigmas en los modelos de desarrollo.  Por ahora hay que navegar por estos mares y persistir majaderamente, entendiendo que es peligroso, parece simpático, levanta muchas simpatías, pero es peligroso.

Pedro Serrano R.

Director Unidad de Arquitectura Extrema, UTFSM. Presidente de Fundación TERRAM para el desarrollo sustentable. Socio del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.

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