Alonso Rodríguez – Impacto de las tecnologías de la información en el mercado del trabajo

El cambio tecnológico ha sido uno de los más grandes impulsores de las transformaciones sociales y económicas a lo largo de la historia, sino el que más. Los acelerados avances de las TIC, están enfrentando al mundo a una nueva Revolución Industrial, liderada por la automatización masiva de los puestos de trabajo, de la mano de la IA, que avanzan no solo en la superación de los límites físicos, sino en la superación de los límites mentales del ser humano.

INTRODUCCIÓN

Un reemplazo masivo de la fuerza bruta (animal y humana), por la fuerza de las máquinas, marcó la conversión de puestos de trabajo basados en el músculo y el desarrollo de nuevas fuentes laborales destinadas a la construcción de ciudades y a la industrialización.

Este proceso tuvo una aceleración significativa con el advenimiento masivo de computadores en la empresa a contar de la década de los 60 cuales, de realizar simples cálculos repetitivos, avanzaron con la automatización de gran cantidad de tareas manuales y con la posibilidad de controlar, sin interacción humana, complejos procesos. Hoy en día, estas tecnologías están permitiendo operar de modo independiente y con procesos de aprendizaje autónomo -mediante la denominada Inteligencia Artificial[1] (IA)-, tareas de alta complejidad y avanzadas componentes de decisión, reservadas hasta hace poco solo al ser humano.

TECNOLOGÍAS DISRUPTIVAS

Y son simplemente dos las tecnologías que están transformando el mundo como lo conocemos: La Computación y las Comunicaciones globales.

El incremento exponencial en la potencia de procesamiento[2] ha permitido la creación de poderosas computadoras que, por un lado permiten ejecutar software y sistemas cada día más sofisticados y, por otro lado, han permitido disponer de computadoras cada vez más pequeño y de menor costo. Baste pensar que prácticamente cualquier Smartphone actual, tiene mayor potencia de procesamiento que Deep Blue, el Supercomputador de IBM, que en el 96 venció a Kasparov.

Y el gran amalgamador que ha develado la magia de unir las computadoras del mundo, y con ello la creación de una red mundial de comunicación automatizada, han sido las Tecnologías de las Comunicaciones, que con sus cables de Fibra Óptica cruzando el Mundo y sus redes inalámbricas (Wifi, 3G, 4G y ya 5G), iluminando virtualmente todo el planeta, han permitido la eclosión de un sistema global y sinérgico de colaboración de computadores, aparatos y personas, que nos enfrenta a un ecosistema tecnológico capaz de reemplazar cada día más funciones, por siglos ejecutadas por el hombre.

IMPACTO

Durante siglos y hasta hace poco más de 10 años, necesitábamos de seres humanos para lograr tareas como la traducción de un idioma a otro o la escritura de textos. Hoy día podemos empezar a prescindir del hombre, pues los algoritmos de escritura están empezando a redactar artículos de diarios y revistas de modo perfecto; o contar con traductores multilingües, automáticos y gratuitos que permiten traducir, virtualmente, de cualquier lengua a otra, con una calidad hoy en día considerada razonable y que progresa de modo veloz.

Las supercomputadoras de hoy entregan diagnósticos médicos[3], basados en el análisis inteligente de los datos del paciente y de miles de expedientes y documentos médicos, que superan al de sus pares humanos. Importantes corredores de Wall Street, como Citigroup o Goldman Sachs, usan supercomputadoras como asesoras financieras, pues su capacidad de análisis y de decisión sobre datos bursátiles superan por mucho al de los analistas humanos. Softwares especializados están reemplazando a los abogados en la búsqueda y análisis de Jurisprudencia, al punto que las más importantes Universidades de los EEUU, incluyendo Harvard, están modificando sus programas para enfrentar esta realidad.

En algunas de las empresas más exitosas del mundo, como Google, Netflix, Amazon, Alibaba y Facebook, están siendo hoy algoritmos autónomos, y no gerentes talentosos, los encargados de tomar decisiones de orden estratégico.

Por otro lado, el contar con computadoras cada vez más pequeñas y de menor costo, ha permitido el desarrollo de la denominada Internet de las Cosas, o IoT, que conectan y pueden hacer operar sincronizadamente a millones de dispositivos y que se prevé unirá más de 50.000 millones de aparatos en 2020.

Ejemplo de uso de IoT son los automóviles autónomos que no requieren chofer y que mejor debieran denominarse robots de transporte.

Medidores de servicios básicos como luz, gas o agua, que transmitan no solo una medición mensual para efectos de cobro, sino capaces de comunicar el comportamiento hora a hora de los consumidores, permitirán a los proveedores de estos servicios un manejo mucho más eficiente de sus prestaciones y, consecuentemente, de sus inversiones, reemplazando el uso de seres humanos en las tareas de medición e incluso, en el análisis de los datos rescatados.

Las Casas y Edificios Inteligentes, las Ciudades Inteligentes, las Fábricas Inteligentes (y sin empleados), el Transporte Inteligente, la Agricultura Inteligente, entre otros, son tecnologías ya disponibles y en proceso de desarrollo continúo que, basadas en el IoT, prometen una vida más cómoda, más segura y más eficiente, con una cada vez mayor prescindencia del ser humano.

PUESTOS DE TRABAJO AMENAZADOS

Importantes voces de Chile y el mundo anuncian que la llegada de la automatización de los puestos de trabajo de los empleados de azul y de cuello blanco es ya un hecho, y que este fenómeno, lejos de ralentizarse, se acelerará de manera aún más evidente en el futuro.

En marzo de 2017, la prestigiosa firma PwC, sede Inglaterra, pronosticaba para el Reino Unido la pérdida de no menos de 10 millones de puestos de trabajo en los próximos 15 años debido al uso de robots y de la IA.  Según el estudio, a lo menos un 30% de los puestos de trabajo del Reino Unido se hallaban bajo riesgo y en algunos sectores esa cifra subía sobre el 65%.

Foxconn -empresa fabricante de iPhone e iPads y GoPro, entre otros-, el segundo mayor empleador privado del Mundo, planea automatizar todas sus fábricas e introducir robots que releven a las personas en los procesos de elaboración de sus productos, eliminando con ello, más de un millón de puestos de trabajo.

La destacada consultora McKinsey publicó en enero de 2017 un estudió que evalúa el potencial de automatización de distintos países. En éste, Chile aparece con un 48,9% de sus empleos amenazados por automatizaciones, previendo un impacto en más de 3,1 millones de puestos de trabajo. Visitar Estudio

EL LADO HUMANO DEL FENÓMENO

Las evidencias apuntan a que, tarde o temprano, cantidades cada vez más significativas de seres humanos serán desplazadas de los Mercados del Trabajo, incluso en campos laborales con altas componentes intelectivas, donde parecía imposible que el humano pudiese ser substituido. ¿Qué ocurre y qué ocurrirá con aquellos individuos desplazados del sistema?

Un estudio publicado por el cientista político Charles Murray[4], revela cómo hasta el 2010, el trabajo intelectualmente especializado se ha mantenido relativamente estable en el tiempo y, en contrapartida, el trabajo con componentes manuales se deteriora de modo progresivo. En directa correlación a la pérdida de los espacios laborales de trabajadores con baja especialización, los mismos acusan una disminución pronunciada en su satisfacción de vida, con mayores tasas de divorcio e, incluso, de delincuencia. Hoy en día, producto de la Inteligencia Artificial, este fenómeno avanza también hacia los trabajadores especializados.

No resulta arriesgado intuir que los denominados “Indignados” son en buena proporción, personas excluidas del modelo económico imperante (y de sus bondades), pues sus competencias no son demandadas por éste, y las tecnologías parecen estar aportando de manera creciente al aumento en su cantidad.

El Presidente Trump busca cerrar sus fronteras físicas y económicas, incrementando aranceles aduaneros o construyendo muros para proteger al trabajador norteamericano; pero no podrá impedir que las Tecnologías vayan socavando de modo creciente, y desde el interior de su país, los puestos de trabajo de sus votantes. De igual manera, podrá bajar el impuesto a las empresas estadounidenses para mejorar su competitividad, pero siendo, la rentabilidad de los bienes de capital (incluyendo el uso masivo de Tecnologías), mayor que la rentabilidad de la mano de obra, es poco probable que esta medida se transforme en mayores empleos.

El error que, a juicio de este autor, está cometiendo una parte no menor de los líderes mundiales, es proyectar y planificar el futuro a partir del análisis de la historia hasta el día de hoy. La investigación científica y el cambio tecnológico se están dando de modo tan acelerado y con impactos tan profundos, que esta perspectiva miope de análisis puede llegar a ser desastrosa para nuestros países.

REFLEXIÓN FINAL

El cambio tecnológico ha sido uno de los más grandes impulsores de las transformaciones sociales y económicas a lo largo de la historia, sino el que más. Los acelerados avances de las TIC, están enfrentando al mundo a una nueva Revolución Industrial, liderada por la automatización masiva de los puestos de trabajo, de la mano de la IA, que avanzan no solo en la superación de los límites físicos, sino en la superación de los límites mentales del ser humano.

Los analistas prevén que en menos de ¼ de siglo, casi el 50% de los puestos de trabajo actuales, incluso algunos con altas componentes intelectivas, serán reemplazados por robots y automatizaciones.

Ante este entorno incierto para hombres y mujeres, conviene no olvidar que el Mundo ha sabido sobrevivir a cambios de estas dimensiones. Por lo mismo, debiéramos aprender de nuestro pasado y animar desde ya iniciativas tendientes a prever el futuro, ya sea construyendo nuevos espacios de trabajo, allá donde la robótica y las automatizaciones no lleguen, o preparando a nuestra sociedad para vivir sin laborar. Pareciera importante, entonces, impulsar el desarrollo de nuevos paradigmas educacionales que cambien la formación y las perspectivas de las personas, apuntando a desarrollar competencias en que la robótica no compita, estimular nuestra creatividad y, quizás, volvernos más humanos.

[1] Se habla de IA cuando una máquina imita funciones “cognitivas” del ser humano, como, por ejemplo: “aprender” y “resolver problemas”.

[2] Ley de Moore: La potencia de los procesadores crece al doble cada 18 meses.

[3] IBM Watson Healt (https://www.youtube.com/watch?v=ZPXCF5e1_HI)

[4] Coming Apart: The State of White America, 1960–2010 – Incluido en la lista del New York Time, de los 100 libros más notable de 2012.[1]

Alonso Rodríguez O.

Director de Servicios de Informática y Comunicaciones, PUCV. Socio del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.

No ha habido fuerza en la historia que haya generado una transformación tan profunda en el desarrollo social y en el tamaño de la población como el arribo de las tecnologías ocurrido a partir de la Revolución Industrial.

Las cifras muestran cómo en los últimos años, la inversión en mano de obra se ha ido volviendo cada día menos rentable, de modo coincidente con la masificación del computador en los espacios de trabajo, y el desarrollo de Internet y de las tecnologías de comunicaciones.
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