Dos miradas de largo y mediano plazo sobre las economías regionales de Chile

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Por Alejandro Corvalán / 18 de Agosto de 2025

Alejandro Corvalán

Ingeniero Comercial, Universidad de Chile. Master en Desarrollo Económico en América Latina, Universidad Internacional de Andalucía. Doctor en Economía, Universidad de Cantabria. Condecorado con la Orden de Mayo al Mérito en el grado de Oficial (2003). Cuenta con más de 45 años de experiencia laboral en los ámbitos privados, públicos y académicos, en todas las Universidades del Consejo de Rectores localizadas en la región de Valparaíso y algunas privadas. Actualmente es Profesor Titular de la Universidad Viña del Mar.

El proceso de internacionalización de la economía chilena está llevando a que existan territorios ganadores y perdedores, lo que haría que en el futuro se ahonden aún más los actuales desequilibrios entre las regiones no permitiendo la convergencia de éstas.

Esta columna se basa en dos artículos publicados durante el 2024 en Ingeniare, Revista chilena de Ingeniería, y cuyos autores son los académicos e investigadores Ricardo Pruneda, Alejandro Corvalán y Marcelo León.

El primero de los artículos se denomina “Análisis sectorial de la actividad económica en las regiones de Chile: 1960-2020”.  Este estudio analiza la evolución de la actividad económica regional en Chile durante este período, centrándose en la distribución y el dinamismo del PIB sectorial. Utilizando técnicas de análisis regional, se busca comprender cómo los cambios en el modelo de desarrollo han influido en la estructura productiva y el crecimiento económico de cada región.

El objetivo es caracterizar los cambios en la estructura productiva regional, identificar los sectores que impulsaron el crecimiento en cada región y evaluar el impacto de la internacionalización de la economía chilena en la distribución espacial de la actividad económica. Para el caso de nuestra investigación el análisis se centró en la producción sectorial y por ello, dado el largo período de análisis de 60 años se consideraron sólo nueve sectores económicos: Agropecuario- Silvícola, Pesca, Minería, Industria Manufacturera, Construcción, Electricidad-Gas y Agua, Transportes y Comunicaciones, Comercio y Otros.

Es relevante contextualizar que entre 1960 y el 2020, Chile pasó desde un modelo de “Desarrollo hacia Dentro”, cerrado trágicamente por el golpe militar de 1973, hacia una estrategia de “Desarrollo hacia fuera” con el gobierno militar y, finalmente, a una estrategia de “Crecimiento con Equidad” con la recuperación democrática, en 1990.

Las principales conclusiones de este artículo se pueden mencionar sinópticamente:

  • Respecto al crecimiento hay seis regiones dinámicas que tienen tasas de crecimiento promedio anual más altas que la media del país dentro del periodo de análisis. Dentro de este grupo se encuentran las regiones de Tarapacá, Antofagasta, Atacama y Coquimbo en la zona norte, la Metropolitana y Aysén en el sur del país. Con la excepción de enorme gravitación de la región Metropolitana en el PIB nacional, el dinamismo de las regiones está directamente relacionado con sectores vinculados a recursos naturales como la Minería, en el norte de Chile, y la Pesca, en el sur del país, las cuales presentan altos niveles de especialización vinculados a los mercados internacionales a través de las exportaciones de sus principales commodities (cobre y salmón).
  • El sector Agro-Silvícola constituye un sector que cruza transversalmente las regiones, especialmente desde la región de Coquimbo hasta la región de Los Lagos, con grados crecientes de especialización y la emergencia de un potencial clúster alimentario. El sector de la Industria Manufacturera presenta sólo una contribución significativa al crecimiento en la región del Bío Bío.
  • La región Metropolitana se constituye en el centro comercial y financiero de Chile, representando estos sectores una contribución al crecimiento de ella cercano al 60%.

En consecuencia, una primera conclusión es el creciente proceso de concentración económica en la región Metropolitana de casi todos los sectores, con las excepciones de la Minería, Pesca y Agricultura.

Una segunda conclusión es que el proceso de internacionalización de la economía chilena está llevando a que existan territorios ganadores y perdedores, lo que haría que en el futuro se ahonden aún más los actuales desequilibrios entre las regiones no permitiendo la convergencia de éstas. En otras palabras, las regiones que registran un crecimiento sostenido han podido insertarse satisfactoriamente en la economía mundial.  Finalmente, una tercera conclusión derivada de los antecedentes cuantificados nos indica un lento ajuste a los cambios de las economías regionales y una escasa efectividad del mercado y del estado a la hora de solucionar las disparidades regionales. En otras palabras, las políticas de promercado, con ausencia de política industrial, no han modificado esencialmente la estructura productiva de Chile.

El segundo de los artículos se denomina Validación de la Ley Okun en Chile y regiones: 2013-2023”. La Ley de Okun, propuesta por el economista Arthur Okun en la década de 1960, establece una relación inversa entre la tasa de desempleo y el crecimiento económico de una economía. A lo largo de los años, esta relación ha sido objeto de extensas investigaciones y debate en la literatura económica, debido a que está relación puede variar en función de factores como la estructura económica del país, la eficiencia del mercado laboral, entre otros. Los estudios iniciales, como el trabajo seminal de Okun, sentaron las bases teóricas para comprender la relación entre el desempleo y el Producto Interno Bruto (PIB).  En este enfoque, asumimos que diversos estudios y análisis de la realidad económica de Chile muestran un estancamiento del crecimiento económico en la última década, en un escenario en donde se vive un doble shock, uno interno derivado del denominado estallido social en el último trimestre del 2019 y otro derivado de la crisis sanitaria global del Covid-19. En esta perspectiva, uno de los debates que ha estado rondando ha sido los impactos en el mercado laboral, en donde algunos prestigiosos economistas han manifestado que se está ante “una emergencia laboral no declarada”, a partir de ello analizamos el cumplimiento de la denominada Ley Okun en el período 2013-2023, utilizando el modelo de brechas propuesto por Arthur Okun utilizando modelos de regresión lineal sobre las 16 regiones de Chile.

A modo de resumen de la investigación realizada en este segundo artículo se pueden reseñar las siguientes conclusiones:

  • Se cumple, ya sea en términos de la serie trimestral o anualizada, la ley de Okun en las regiones de Chile entre los años 2013-2023. No obstante, las diferencias entre los Coeficientes de ley Okun nos reitera sobre la heterogeneidad estructural de las regiones de Chile y, además, nos advierte la necesidad de formular políticas públicas diferenciadas para enfrentar coeficientes de diversas magnitudes, ya sea bajos o altos o intermedios. En otras palabras, “el desempeño varía significativamente entre las regiones chilenas, y el aumento de la productividad y el crecimiento a nivel nacional dependerán de la efectividad de aquéllas al utilizar sus propios activos para desplegar su potencial de crecimiento. En particular, esto implica adaptar las políticas regionales a los activos regionales, y gradualmente integrar un enfoque regional a los programas de desarrollo económico”. Desafortunadamente, las políticas económicas siguen siendo muy centralizadas en Chile, ya sea en el diseño como en la implementación de ellas.
  • Los datos analizados nos reiteran el estancamiento de nuestra economía nacional en la última década, con tasas ralentizadas de crecimiento e, incluso, con tasas de crecimiento en algunas regiones muy cercanas a cero. Es importante mencionar el debate que se ha abierto sobre el crecimiento tendencial de Chile para la próxima década, 2024-2033, que alcanzaría a un 1,8% promedio anual para el PIB no minero, estimaciones que estarían dentro del rango de las proyecciones entregadas por el Banco Central de Chile, la Comisión Nacional de Evaluación y Productividad (CNEP), el comité de expertos convocados por el Ministerio de Hacienda. Lo preocupante de estas estimaciones, es que son aún menores en el margen a las que tuvimos durante los años 2013-2023, período en el cual el PIB creció sólo un 1,9% promedio anual.

Finalmente, queremos relevar que ambos artículos perfilan una línea de investigación, sobre las economías regionales de Chile, que desafortunadamente, es muy escasa en las ciencias sociales en las últimas décadas.

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