Hedonismo y coronavirus

en USA, Italia, España y también Chile, la epidemia se ha multiplicado por quienes no respetan los términos dictados por el bien común, dado que sólo creen por sobre todo y sin importar consecuencias, en el bien individual.

Este es sólo un breve ensayo argumental para indicar cómo una de las características más acentuadas en los privilegiados de la doctrina de mercado, el hedonismo, (del griego ἡδονή hēdonḗ ‘placer’ e -ismo)​,  se vincula con la dispersión del último coronavirus en Chile, decretado por la OMS como pandemia global.

Pedro Serrano R.
Director de la Unidad de Arquitectura Extrema, UTFSM. Socio del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.

Aristipo de Cirene, nacido el año 435 antes de Cristo en Cirene, discípulo de Sócrates, fundó la “escuela cirenaica”, una doctrina ética filosófica que identificaba el bien con el placer, especialmente el placer sensorial inmediato, eso sí, placer espiritual inducido por el bien. Lo honesto de esta escuela es que admiten que, para cumplir con eso de procurar la satisfacción de los deseos, para el placer sensorial inmediato, hedonista, se requería, en buen chileno, tener plata, asunto de soporte lógico que, guardando las distancias del tiempo y cultura de casi 2500 años, si cumplían Sócrates y sus discípulos, bien protegidos, bien vestidos, bien alimentados y atendidos por los esfuerzos físicos y carencias de privilegios de las clases “inferiores”. No haré extrapolaciones.

Aristipo de Cirene fue predecesor de Epicuro de Samos, nacido el 341 antes de Cristo, 94 años después que Aristipo. Epicuro fundó “jardín” un movimiento que fue seguido por muchos filósofos de la época, los Epicuristas, que buscaban una vida feliz mediante el uso inteligente de oportunidades de placer, buscando la “ausencia de turbación” conocida como la Ataraxia.

Es evidente que esta idea preciosa de buscar la felicidad, sin turbaciones, requería de varias circunstancias de soporte: esclavos o actualizando la idea a tiempos post industriales, proletarios campesinos o proletarios industriales sometidos por poco dinero, produciendo comida, ropas, artefactos; seguridad, con un ejército bien pagado, entrenado y armado (llámese hoy, fuerzas armadas, policías) y por supuesto mucha plata, buena salud, y buena educación, con maestros socráticos gorditos, de toga y varilla.

Saltando los 2500 años al futuro, en plena cuarentena por un nuevo corona virus, el Covid19, resulta llamativo que, por circunstancias propias de la época, el contagio llegó a Chile en las toses de una pareja que, disfrutando su luna de miel, recorrió Indonesia y luego Italia ya durante el inicio de la epidemia. Luego llegaron 60, 70, 130 viajeros desde Italia, España, Lejano Oriente, todos con positivo y enfermos, más miles de asintomáticos y un 90%, curiosamente de Providencia Ñuñoa, Vitacura, La Reina, Lo Barnechea, Chicureo. Un par de Temuco y ninguno de Valparaíso.

Muy pronto las nanas, los dependientes de supermarcados y almacenes del barrio alto chileno transportaron, en metro y micros repletas, el virus a las comunas más pobres.

Pues hoy en día 31 de marzo llevamos más de 2000 casos confirmados. En un principio la mayoría se concentró en el barrio donde se viaja mayoritariamente de vacaciones al extranjero. Por supuesto hay otro número minoritarios de viajeros de otros barrios y ciudades, todos los cuales por órdenes de la autoridad entraban en cuarentena estricta de 14 días apenas se bajaban del avión.

Aquí parte el problema con los hedonistas chilenos: creyéndose protegidos e invulnerables, en la búsqueda egoísta del placer, los santiaguinos contagiados de Providencia, la Reina Lo Barnechea, Vitacura, muchos en cuarentena legalmente decretadas. Partieron hacia sus segundas viviendas en Viña del Mar, Coquimbo, la Serena, Pichidangui, los Vilos, Pucón, Villarrica, Lago Ranco etc. A surfear la epidemia en sus segundas viviendas. Fue tanto el escándalo, que en alguna regiones y ciudades los habitantes locales colocaron barreras incendiarias y obligaron a los “hedonistas” a dar la vuelta con su auto y volver a su comuna de origen. El alcalde de Valparaíso cerró el terminal de buses y con la policía lograron en 2 días que el 95 % de los visitantes hedónicos volvieran a la capital. Incluso como detalle mínimo, un contagiado positivo covid-19 controlado chocó borracho con su deportivo de más de 60 millones en una vía fuera de su zona de cuarentena obligada. Otro ejemplar en cuarentena voló a Freire (25 en cuarentena) y viajó a una boda en Villarrica (cientos en cuarentena) y después se fue a una discoteca a esparcir el virus.

Entretanto, las autoridades del gobierno, intentando defender las bases mismas del hedonismo de mercado, que se ha instalado como el deseo prioritario de toda la población: acceder al placer, se han demorado en tomar las medidas restrictivas por miedo a que la economía sucumba, horror perder dinero. La economía va a sucumbir igual por sus testarudas demoras en cerrar los Malls, cerrar las líneas aéreas, decretar cuarentena total y etc.

Al final los alcaldes y los pobladores han hecho el trabajo urgente y el gobierno reacciona semanas después, cuando ya todos sus hedonistas con posibles contagios han huido hacia Arica o Punta Arenas durante todo el mes de marzo. Recién el 26 de marzo se decretó cuarentena para las comunas de la zona oriente de Santiago.

El Hedonismo del siglo XXI, como la búsqueda del placer como bien esencial y no la búsqueda del bien para generar placer, es la marca registrada de la economía de mercado culpable de que aun hoy en USA, Italia, España y también Chile, la epidemia se haya multiplicado por quienes no respetan los términos dictados por el bien común, dado que sólo creen por sobre todo y sin importar consecuencias, en el bien individual.

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