La pandemia como amenaza y desafío internacional

el esfuerzo nacional, de cada país, es el determinante e irremplazable. A la vez, el desafío inmediato es también universal: se trata de romper la cadena de transmisión de un virus nuevo que aún no tiene vacuna, si bien hay investigaciones avanzadas

La epidemia y luego pandemia del coronavirus se ha expandido por todo el mundo especialmente en Asia y en Europa, afectando también a América y otras áreas. Las consecuencias en salud y en vidas han sido considerables en los focos más agudos, China primero, Italia y España después. Y una alarma mayor y real en América Latina y Chile donde se ha decretado estado de catástrofe.

Raúl Allard N.
Director del Magister en RRII, Pontificia Universidad Católica de Valparaíso. Socio y expresidente del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.


Nos enfocaremos en la cooperación internacional para atacar la diseminación de este virus, particularmente contagioso. La OMS, Organización Mundial de la Salud y su Director, el científico etíope Tedros Adhanom, han pasado a ser instancias y figuras habituales, con informes diarios del avance del flagelo. ¿Cómo actúan la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (PAHO) en nuestro continente? ¿Qué se puede esperar de ellas? ¿Y cómo sintetizar el objetivo central?

Digamos que el esfuerzo nacional, de cada país, es el determinante e irremplazable. A la vez, el desafío inmediato es también universal: se trata de romper la cadena de transmisión de un virus nuevo que aún no tiene vacuna, si bien hay investigaciones avanzadas.

La OMS -como lo ha hecho en otras epidemias en este siglo- formula recomendaciones específicas, trabaja con los gobiernos y hace seguimiento, llama a los pueblos y crea conciencia pública del autocuidado, insiste en la urgencia de las medidas y difunde políticas exitosas.

La OMS de algún modo supera la forma de actuar de los organismos internacionales que suelen coordinar políticas en un área determinada, formulan recomendaciones generales e instan a la cooperación, lo que un deber en la Carta de Naciones Unidas.

Epidemias han existido siempre; no son producto de la globalización, pero justamente el acercamiento entre los pueblos facilita los contagios. Así, la OMS ha debido llegar al detalle: cómo aislar a los pacientes y determinar fases de propagación según las realidades de los países.

En América Latina y América en general, opera la PAHO como órgano técnico con sede en Washington en tres niveles: mundial, representa a la OMS en nuestro continente; interamericano y se relaciona con OEA; y latinoamericano: cuenta con la confianza de la región.

Pero no basta. Los Estados deben relacionarse más orgánicamente en lo político. La Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC), actúa, pero hasta ahora sin gran respaldo regional. Hay que reforzar nuestra integración y aprovechar los esquemas que existen, y así dimensionar este tema que es multifacético:

  • la amenaza es real, para algunos de una extensión sin precedentes en la época contemporánea.
  • el desafío ineludible de cooperar particularmente de modo multilateral en beneficio de los pueblos que están justamente alarmados.
  • y hacerlo junto con la adopción de medidas aparentemente contradictorias, como el cierre de fronteras. ¿Es posible cooperar a pesar de ello? Sí, es posible: contener desplazamientos masivos y mantener los intercambios. Esto se vincula a los efectos económicos y peligros de recesión.

Debemos enfrentar las amenazas y aprovechar las oportunidades de cooperar.

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