Opinión

Agustín Squella – Democracia: igualitaria, no meritocrática

Se viven tiempos difíciles para el liberalismo igualitario, tantos que ya casi nadie quiere oír hablar de la igualdad como un valor. Todo lo más que se proclama es la vía negativa –la lucha contra las desigualdades-, como si “igualdad” fuera una mala palabra, un ideal que no es tal, lo mismo que ocurre cada vez que se la sustituye por la más blanda y descomprometida “equidad”.

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