Pedro Serrano – APEC 2019, ¿y el Pacífico?

“… la idea de este artículo es enfrentarnos a la realidad, tomando al Pacífico no como una simple ruta de comercio, si no como una enorme área, más bien volumen, de recursos concretos, encima y debajo de su superficie, que en efecto han afectado, afectan y afectarán todas las economías de los 21 países que son miembros de la APEC y sobre todo, por su proporción, la nuestra.”

La APEC, Foro de Cooperación Económica de Asia Pacífico, reúne las economías del planeta Tierra que están conectadas por el Océano Pacífico. Sus números son bastante impresionantes: 21 economías del mundo, entre ellas las tres más grandes, 50% del intercambio comercial mundial con 16 billones de dólares[1], 60% del PIB mundial con 45 billones de dólares, 39% de la población mundial con 2.900 millones de seres humanos[2].

Pedro Serrano R.
Director Unidad de Arquitectura Extrema, UTFSM. Presidente de Fundación TERRAM para el desarrollo sustentable. Socio del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.

Según Allan Bollard, director ejecutivo APEC 2013-2015,  en los últimos 30 años, la mayoría de las economías de APEC han logrado un crecimiento significativo. Sus miembros esperan mantenerlo bajo la premisa de lograr el libre comercio e inversiones abiertas al 2020. Según APEC, la cooperación económica elimina la pobreza, reduce los precios, expande la innovación y crea nuevos empleos. 

El principal objetivo fundacional de APEC es “lograr prosperidad para la población de la región Asia Pacífico facilitando el crecimiento económico, mayor cooperación económica y técnica e, intensificar el sentido de comunidad entre las 21 economías.”

Las prioridades definidas por la cancillería chilena para APEC 2019 son: Mujeres, pueblos originarios y PYMES, Sociedad digital; Desarrollo integral inclusivo y sustentable e Integración 4.0. Sin embargo, no se mencionan en concreto los 162 millones de km2 de superficie de agua precisamente del Pacífico y el incalculable volumen de las mismas, con todas las riqueza biológicas, sus corrientes que regulan el clima mundial, las enormes riquezas minerales disueltas en el agua y las que habrían en sus fondos y  montañas. Sus aguas contienen los grandes reguladores globales de cambio climático, por su masa e inercia térmica y su riqueza vegetal fotosintética y tiene además, las más grandes islas de basura plástica del globo con 2,5 millones de km2.

La inconmensurable importancia del océano Pacífico

Por dichas razones, el Océano Pacífico debiese ser el tema más importante de la APEC, no solo en su calidad de superficie de tránsito.

Más aun, la superficie de todos los continentes o tierras emergidas del planeta es de 109 millones de km2, vale decir, el Océano Pacífico representa 1,5 veces la superficie donde vivimos los casi 8.000 millones de seres humanos en la Tierra. Chile es además el país APEC con más costas en el Pacífico, 4.300 km lineales continentales. Si multiplicamos por las ya famosas  200 millas de zona económica exclusiva (321, 87km), se tienen nada menos que 1.384.041 km2. Chile continental tiene  756.770 km², o sea “nuestra” superficie oceánica casi duplica la continental. Un territorio nada menor en lo político y lo económico, muy mal vigilado, mal cuidado, mal supervisado y mal administrado por lo demás.

El cauce economicista ha sido con el  que ha enfrentado Chile la APEC desde su fundación hace 29 años, dado que por el Pacífico transitan 69% de nuestras exportaciones y el 58% de las inversiones provienen de la cuenca del Pacífico (DIRECON). El pacífico como una cinta transportadora de dinero.

Sin embargo, la idea de este artículo es enfrentarnos a la realidad, tomando al Pacífico no como una simple ruta de comercio, si no como una enorme área, más bien volumen, de recursos concretos, encima y debajo de su superficie, que en efecto han afectado, afectan y afectarán todas las economías de los 21 países que son miembros de la APEC y sobre todo, por su proporción, la nuestra.

En “nuestro mar chileno” existe un amplio dominio de vida, Entre los notables se calcula que hay 225 especies de peces de las cuales 56 tiene importancia comercial y buena parte son migratorias o sea, dependen de que ocurra en el Pacífico exterior a Chile. También existen algas y micro algas, moluscos, crustáceos, algunos tan grandes como la langosta de Juan Fernández y algunos tan pequeños como el krill y por supuesto el mar chileno acoge el paso de grandes cetáceos como la yubarta o ballena jorobada y hasta la ballena azul.

Tenemos entonces especies que se mueven libremente y migran por aguas del océano, se llaman especies pelágicas, como el jurel, sardina y anchoveta las de principal importancia económica para Chile; en las partes menos profundas del océano, hasta 500 m, están la especies demersales, como la merluza y en las orillas, asociadas a los sustratos de los fondos marinos, rocas, corales, arenas o limos, están las bentónicas.

 Por supuesto, en Chile se cultivan especies exógenas como el salmón de atlántico o el turbot. También locales, como el lenguado, el pelillo, las ostras, el chorito. Todo un mundo de vida, de interés también comercial, sobre el cual hay problemas políticos, comerciales, de seguridad alimentaria, ambientales, nacionales e internacionales. En Chile en estos meses se tratan las solicitudes para anular la ley de pesca en el congreso de la república, mientras escribo esto recrudecen en el sur las manifestaciones de pescadores artesanales e industriales por la captura de jibia (un molusco comestible pariente del calamar). Vale decir, la APEC se va a encontrar en 2019, con un ambiente tórrido respecto de nuestro manejo económico del Pacífico.

No es menor entonces a los intereses de la APEC, la consideración del Pacifico mismo, como fuente de recursos.

Los terrícolas en 2017 tuvimos una extracción global de 171 mil millones de kilogramos de peces, pescados en aguas abiertas y aquellos procedentes de la creciente industria acuícola mundial. Resulta que los número totales entregados por el informe FAO, Food and Agriculture Organization, indican que se extrae un equivalente sobre los 24 kilos de pescado cada año por cada ser humano vivo en el planeta (http://www.fao.org).

Por supuesto este pescado no va a consumo directo, tal como fue tratado en la columna “Pesquerías globales. Un cálculo alimentario que no calza”, buena parte de este pescado se usa en la industria acuícola,  como por ejemplo el salmón chileno que, según nuestros informes más alarmantes (TERRAM 2006), consume hasta 6 kilogramos de pescado de las costas del Pacífico, para producir sólo un kg. de salmón de exportación. Un balance biológico poco grato: Pescado global normalmente comestible, es convertido en pescado de elite económica. También el pescado, convertido en harina, va a la industria de la leche, la carne, los pollos, los pavos y los huevos, la comida de perros y gatos, etc… vale decir, una conversión de carne por carne que es sumamente deficitaria y que alimenta enormes negocios en el mercado de los alimentos. Todo esto en detrimento de la salud de nuestras pesquerías más importantes, que son básicamente arrasadas descontroladamente y por supuesto, en detrimento de la disponibilidad alimentaria de nuestros pueblos de la APEC.

La proyecciones que hace el “Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura 2018 (SOFIA, por sus siglas en inglés)” dicen que para el año 2030 Chile aumentará su exportación pesquera a 2,1 millones de toneladas, incluyendo pesca y cultivo, marcando un crecimiento del 56% respecto al 2016. Esta cifra posicionaría al Chile en el próximo decenio como el principal exportador de pescados en América Latina y el Caribe.

De paso, si los chilenos llegamos a extraer del Pacífico, en torno a las 2,1 millones de toneladas o sea 2.100 millones de kilogramos y fuésemos los mismos 17 millones de habitantes (ojalá no menos), se trata de 123 kilogramos anuales por cada chileno, unos 10,3 kilogramos mensuales por habitante… Una barbaridad de comida sana y proteica para todos. Unos 50 kilos de pescado por familia media al mes, comida que no llegaría jamás pura a las mesas por las razones ya señaladas. Con esa disponibilidad, no habría en Chile déficit proteico o alimentario.

Los estudios nacionales (SERNAPESCA) indican además, que el 33,1 % de las espacies chilenas se pescan a niveles insostenibles, existe descontrol sobre las grandes flotas pesqueras, la pesca de arrastre los barcos factorías, la pesca ilegal. Por ejemplo, según TERRAM, han sido extraídos ilegalmente unos 13.000 tiburones anuales, muchos de ellos para un mercado donde resultan útiles sólo las aletas.

El 80% de los barcos que pescan en la frontera marítima chilena son chinos, 10% son españoles y 5% japoneses.

El Pacífico no tiene fronteras tangibles, limites dibujados, aduanas ni nada parecido a lo que ocurre con los territorios en tierra. Su enormidad está enteramente interconectada, las surgencias que alimentan el placton, las corrientes marinas, los cardúmenes, etc., conforman un todo ambientalmente único. Las islas de basura plástica frente a Chile y cerca de Isla de Pascua son creadas por todos los países costeros. La matanza de ballenas del Pacífico que hace Japón con pretendidos fines científicos, el santuario ballenero del sur que no llegó a concretarse, las enormes flotas pesqueras globales, que se surten gratuitamente de enormes biomasas del océano más grande del planeta, por supuesto afectan recursos de los países costeros.

El Pacífico en sí mismo no debiese ser ajeno a la APEC. La APEC es con el Pacífico y las cosas que suceden en él.


[1]  En números, 16.000.000.000.000 de dólares.

[2] Yáñez, R., “APEC Chile 2019: Conectando Personas, Construyendo el Futuro”, Direcon, 2018. Disponible en https://www.direcon.gob.cl/wp-content/uploads/2018/08/APEC-2019-DG-DIRECON-9-08-2018.pdf

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