Pedro Serrano – Pesquerías globales. Un cálculo alimentario que no calza

Aquí hay  temas atingentes a la sustentabilidad del desarrollo, comercio justo y conservación, cuidado ambiental, derechos ciudadanos, propiedad de los recursos y formas de explotación, que tenemos mal enfocados como país. Las cifras están allí. Las presiones debidas e indebidas también son cotidianamente visibles en el Congreso de la República. Nuestro mar es un tesoro enorme y mal vigilado. Grandes flotas internacionales interceptan mar afuera nuestros recursos migratorios. Finalmente, esto requiere una solución política, que resuelva, ojalá hoy, para asegurar la sustentabilidad para un mañana.

A propósito de la nueva cumbre de la APEC, que Chile debe organizar para Noviembre de 2019 y donde se reunirán lideres de 21 economías del sector Asia/ Pacífico, lo que incluye a  algunos de los países mas grandes del planeta, resulta interesante revisar que además pescan y cultivan en aguas del océano Pacífico, donde precisamente Chile tiene la mayor área económica exclusiva y los mas grandes y nuevos parques marinos…

Es evidente que el tema de las pesquería, el cultivo y el trato que damos al Pacífico como fuente de recursos, debiese ser un asunto prioritario, ya que precisamente la reunión se justifica por que compartimos orillas del más grande océano de la Tierra.

Según el doc. de la FAO 2016 mencionado en la revista Agua (10 julio 2018)la pesca global anual fue de 171 millones de toneladas en 2016.  En números con todos su ceros: 171.000.000 ton.

Eso significa una pesca global 171.000.000.000 de kilogramos de peces, entre los recolectados libres de mares abiertos, ríos y lagos y aquellos procedentes de la creciente industria acuícola mundial.

Haciendo un cálculo numérico simple y considerando que somos en todo el planeta un poco mas de 7.000.000.000 de seres humanos vivos, resulta que los número totales entregados por el informe FAO, indican que se extrae un equivalente sobre 24 kilos de pescado cada año por cada ser humano vivo en el planeta (http://www.fao.org). Calculando la posible cantidad de disposición diaria de pescado per cápita, resulta que no es menor, considerando que además se cuentan menores de edad y adultos. Sin embargo la industria y la economía global se dirigen para otros lados.

En realidad, si pensamos que cada ser humano vivo del planeta, independiente de su continente, género, tamaño, color o edad, pudiese tener acceso a poco más de 2 kilogramos mensuales brutos de  peces, buena parte de los déficits proteicos de muchos países del planeta estarían solucionados, en Chile casi nadie consume 500 gramos equivalentes semanales de pescado, que sería la cuota correspondiente a una repartición global equitativa.

Sospecho que buena parte ese pescado no lo comemos, (2 kilos mensuales por humano vivo), si no que se usa en industrias laterales que dan valor de comercio a otro tipo de productos, con un resultado de equilibrio biológico negativo. Buena parte de este pescado se usa para alimentara la misma industria acuícola,  como por ejemplo el salmón chileno que, según nuestros informes mas alarmantes, consume hasta 6 kilogramos de pescado de las costas del Pacífico, para producir sólo un kg. de salmón. Un balance biológico poco grato: Pescado normalmente comestible, convertido en pescado de élite económica. También el pescado convertido en harina va a la industria de la leche, la carne, los pollos, los pavos y los huevos, la comida de perros y gatos, etc… vale decir, una conversión de carne por carne que es sumamente deficitaria y que alimenta enormes negocios en el mercado de los alimentos. Todo esto en detrimento de la salud de nuestras pesquería mas importantes, que son básicamente arrasadas y por supuesto, de la disponibilidad alimentaria de nuestros pueblos.

El “Estado Mundial de la Pesca y la Acuicultura 2018 (SOFIA, por sus siglas en inglés)” proyecta que para el año 2030 Chile aumentará su exportación pesquera a 2,1 millones de toneladas, incluyendo pesca y cultivo, marcando un crecimiento del 56% respecto al 2016. Esta cifra posicionaría al país en el próximo decenio como el principal exportador de pescados en América Latina y el Caribe. De paso, si los Chilenos llegamos a extraer en torno a las 2.100.000 toneladas o sea 2.100.000.000 kilogramos y fuésemos los mismos 17.000.000 de habitantes (ojalá no menos), se trata de 123 kilogramos anuales por cada Chileno, unos 10,3 kilogramos mensuales por habitante…Una barbaridad de comida sana y proteica para todos. Unos 50 kilos de pescado por familia media al mes.

El mismo estudio coloca a Chile en 2016 como el séptimo exportador de pescados del planeta. 1,4 millones (en aumento al 2018) con un valor de 5.143 millones de dólares. De entre estas exportaciones Chile fue el segundo país mundial exportador de salmón y bivalvos de cultivo y el tercero en exportar plantas acuáticas.

El salmon del atlántico, que además se ha escapado por cientos de miles en aguas del sur de Chile, es un predador voraz, verdaderas ratas según algunos biólogos, Estos peces foráneos estan diezmando la fauna marina local, los que no escapan y engordan en sus jaulas, contaminan el fondo con heces y comida. Esta industria en particular en Chile presenta graves problemas laborales, dolorosos y largos de explicar aquí. (Investigaciones e informes de Fundacion TERRAM. cl).

Los estudios nacionales ( SERANAPESCA) indican además, que el 33,1 % de las espacies chilenas se pescan a niveles insostenibles…Esto es sabido, pero no asumido politicamente por el país, seguimos alimentando salmones para el mercado suntuorio global, los consumidores de salmón de cultivo en el hemisferio norte, sacrificando las pesquerias que podrian alimentar directamente a millones de seres humanos en razon de 6 a 1… Ecológicamente insostenible, socialmente reprochable, políticamente impresantable, pero económicamente brillante negocio, en aumento sostenido. Mucho dinero para muy pocos, feos impactos sociales y ambientales para todos, poca comida y cara.

Estamos ante un mercado del pescado que hace insustentable las pesquerías y que es impresentable en los balances biológicos, en estos momentos buena parte de las pesquerías de Chile, Perú hasta Ecuador, concurren a alimentar salmones, pollos y vacas. Las proyecciones al 2030 son desastrosas. Puesto que ya, 12 años antes, están en diminución todas nuestras principales pesquerías.

Por supuesto hay estudios y legislaciones, investigaciones, cuotas de captura y estado del recurso, al respecto nuestro último documento diponible “Estado de Situación de las Principales Pesquerías Chilenas, año 2017”  del Departamento de Pesquerías División de Administración Pesquera, Subsecretaría de Pesca y Acuicultura,  pag 91, indica una buena cantidad de pesquerias que están sobre explotadas y algunas incluso colapsadas como la conocida merluza, la sardina española, congrio dorado, bacalao de profundidad, reineta, entre otras, esto es diferente en distintas regiones a lo largo del país. Por otro lado, el pelillo natural se extinguió, el cochayuyo está amenazado, la macha del centro y norte casi extinta y el loco en permanentes vedas, etc.

Estamos ante un fenómeno preocupante en el mar que nos baña a todos en la APEC. Se supone que los chilenos tenemos derecho sobre nuestras pesquerías, como recurso nacional. Hoy en día están en la justicia asuntos de soborno y cohecho que afectan lo que ya se ha legislado al respecto de las pesquerias, cuotas y demases. Hay derechos que se transan y asignan, de modo que distribuyen el floreciente mercado de la extracción pesquera y el cultivo comercial de peces, pasando por encima asuntos sociales, territoriales, ambientales y alimentarios respecto, por ejemplo, del consumo real per capita de pescado, que por supuesto no es de 24 kg al año, ni aquí ni en la mayoría de los paises en vías de desarrollo que asistirán el encuentro.

Aquí hay  temas atingentes a la sustentabilidad del desarrollo, comercio justo y conservación, cuidado ambiental, derechos ciudadanos, propiedad de los recursos y formas de explotación, que tenemos mal enfocados como país. Las cifras están allí. Las presiones debidas e indebidas también son cotidianamente visibles en el Congreso de la República. Nuestro mar es un tesoro enorme y mal vigilado. Grandes flotas internacionales interceptan mar afuera nuestros recursos migratorios. Finalmente, esto requiere una solución política, que resuelva, ojalá hoy, para asegurar la sustentabilidad para un mañana.

Pedro Serrano R.

Director Unidad de Arquitectura Extrema, UTFSM. Presidente de Fundación TERRAM para el desarrollo sustentable. Socio del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.

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