Crisóstomo Pizarro – Conjeturas sobre el futuro del capitalismo
El supuesto sobre la competencia de los sistemas para retornar al estado de equilibrio perdido es ampliamente compartido por la economía neoclásica ya que la existencia del capitalismo como sistema durante 500 años siempre habría demostrado su capacidad para superar las crisis del pasado mediante las políticas de ajustes y la innovación tecnológica. Esto es, sin embargo, sólo una generalización empírica porque su renovada existencia secular no constituye la prueba de una vida eterna.
Límites de las ciencias sociales decimonónicas para comprender la transición sistémica
Los cultores de la macrosociología histórica sostienen que los partidos políticos, movimientos sociales y analistas de los medios de comunicación se equivocarán mucho en sus intentos por comprender la actual transición que estaría viviendo la economía-mundo capitalista, recurriendo a la ciencia social decimonónica. Ésta está arraigada en el supuesto que los sistemas sociales poseen las competencias para retornar siempre al estado de equilibrio reinante durante la pre-crisis y por lo tanto recuperar la estabilidad de los periodos normales[1].
Los gobiernos y corporaciones de negocios verán muy debilitado su poder para influir en los destinos de la sociedad. Las prácticas que forman parte de su repertorio político e ideológico serán muy poco útiles, o simplemente se transformarán en causas de nuevos problemas. En particular, los movimientos de protesta pueden sentirse tan indignados como antes, pero estarán menos seguros de quiénes serán objeto de sus protestas, cuáles serán sus demandas, cómo se organizarán y quiénes serán sus aliados.
El supuesto sobre la competencia de los sistemas para retornar al estado de equilibrio perdido es ampliamente compartido por la economía neoclásica ya que la existencia del capitalismo como sistema durante 500 años siempre habría demostrado su capacidad para superar las crisis del pasado mediante las políticas de ajustes y la innovación tecnológica. Esto es, sin embargo, sólo una generalización empírica porque su renovada existencia secular no constituye la prueba de una vida eterna. Entonces la pregunta acerca del futuro del capitalismo no tendría ningún sentido y termina rechazándose intelectual y emocionalmente. También las diferentes corrientes posmodernistas surgidas del fracaso de la revolución de 1968, la caída de la Unión Soviética y las nuevas pretensiones hegemónicas de Estados Unidos, terminaron renunciando a todo intento por imaginar nuevas configuraciones estructurales alejándose de todo tipo de gran narrativa , celebrando la duda, y la deconstrucción, en medio de un gran pesimismo existencial,
Crisis terminal
Sin embargo, la macrosociología histórica basada en sus estudios de larga duración, especialmente la dinámica de los antiguos imperios y civilizaciones, los orígenes de la sociedad moderna y del capitalismo, asume la tarea de pronosticar sobre el futuro de este último. Según Wallerstein, debido a las crecientes dificultades del capitalismo para controlar los factores condicionantes del incesante proceso de acumulación de capital, puede esperarse su ingreso a una fase caótica y de desequilibrios conducentes a un proceso de bifurcación histórica. Esos factores comprenden el control de los salarios, costo de los insumos materiales, descontaminación y desequilibrios ecológicos, pérdida de legitimidad de las zonas centrales para externalizar esos costos, y la creciente ola democratizadora. Para Collins, el aumento constante de la aplicación de la inteligencia artificial terminará dejando sin ingresos a una significativa proporción de la clase media, que carecerá del poder de compra necesario para asegurar la continuidad del sistema. El desempleo estructural acabaría con el sistema.
Autointensificación del capitalismo
A diferencia de ellos, Mann y Calhoun alegan que todavía existen razones para esperar que el capitalismo pudiera superar sus actuales contradicciones debido a sus inagotables recursos para “autointensificarse” mediante la innovación productiva, la profundización de mercados para el consumo y la globalización. Aun cuando se admita la hipótesis de la declinación del capitalismo en Estados Unidos y Europa todavía puede desplazarse al “Resto”, esto es Asia del Este y China. Wallerstein y Collins no consideran que el surgimiento del “Resto” contradiga su hipótesis de la caída del capitalismo. Muy por el contrario, la proliferación de nuevos capitalistas en los mercados globales, la movilidad global de la competitiva nueva clase media educada en las tecnologías de la información y el conocimiento, el avance de la automatización e inteligencia artificial, agravarán drásticamente los problemas del capitalismo para reducir el desempleo y sostener empleos decentes.
Crisis medioambiental
La autointensificación del capitalismo en el “Resto”, enfrentaría también problemas relacionados con el medio ambiente, ya que la comunidad científica prevé que los mayores desastres ambientales ocurrirán en China, Sur de Asia y África. En todo caso para Mann y Calhoun la crisis medioambiental podría ocurrir alrededor de 2030, aún antes que el capitalismo pudiera adoptar medidas para asegurar su sobrevivencia. Sin embargo, Calhoun atribuye más importancia a los riesgos sistémicos exacerbados por la “financialización de la economía”.
Collins y Wallerstein piensan que de acuerdo a las proyecciones de la comunidad científica, la crisis medio ambiental no ocurrirá antes de 2100, aunque admiten que algunos países podrían sufrirla antes entre 2030 y 2050. Sin embargo ambos piensan que en cualquier caso el capitalismo no podrá sobrevivir más allá de la primera mitad del siglo XXI, dando lugar a una nueva configuración histórica que no podemos predecir si será mejor o peor que el sistema que hemos conocido hasta ahora.
Para todos los autores y no solamente para los cultores de la macrosociología histórica, el cambio climático parece ser una realidad incuestionable, excepto para aquellos que lo rechazan por razones político-ideológicas, desconociendo la amenaza de la inundación de vastas áreas por el alza del nivel del mar y el aumento de la temperatura promedio en varias zonas. Esto puede resultar en una relocalización de la producción agrícola y de las fuentes de energía a diferentes zonas para tratar de compensar los agudos daños ya causados.
Otros peligros
Al cambio climático hay que sumar otros peligros que podrían surgir de la incapacidad para controlar las pandemias, el antiguo enemigo de la humanidad, fenómeno que no puede descartarse a pesar de los logros de la medicina moderna. A lo anterior hay que sumar las hambrunas, el apoderamiento de armas nucleares, químicas o biológicas por terroristas. Estos peligros podrían controlarse si la comunidad internacional decide adoptar nuevas estructuras y políticas adecuadas.
Otro peligro es la posibilidad de una dictadura de tipo fascista apoyada por movimientos sociales de corte nacionalista que experimenten sentimientos de mucho agravio originados en una situación más o menos caótica y apoyándose en un Estado militarizado y policíaco altamente invasivo. El Estado podría llevar a cabo al menos por algunas pocas décadas políticas económicas viables que beneficiaran a muchas personas, pero a costa de la opresión de muchas otras. El régimen nazi, excepcionalmente vicioso y megalomaníaco, no acabó por transformaciones políticas internas o revoluciones, sino que debido a una guerra externa.
En las próximas columnas se abordarán algunos de los principales desafíos epocales del siglo XXI y la original idea de Schumpeter sobre el emprendedor tan degradada hoy.
[1] Ver Wallerstein, I., Collins, R., Mann, M., Derlugian, G., Calhoun, C., Does Capitalism Have a Future?, Oxford University Press, 2013 . Por eso Wallerstein nos pide “unthinking social sciences”.
Crisóstomo Pizarro C.
Director Ejecutivo, Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.
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