Crisóstomo Pizarro – Hablemos ahora del liberalismo social o social-liberalismo propuesto por Norberto Bobbio
El liberalismo social o social-liberalismo propuesto por Norberto Bobbio y mencionado por Agustín Squella en su columna “Sigamos hablando de Liberalismo” (publicada en este sitio el 5 de junio recién pasado), es otro ejemplo de una comprensión del liberalismo muy distinta de aquellas versiones en la cuales la igualdad es considerada como la antítesis de la libertad y por cierto con mayor razón más distinta aún que las ideas propugnadas por el neoliberalismo. Bobbio propone la búsqueda de una síntesis dialéctica entre libertad e igualdad, un quid novum, pero su realización histórica requiere aún de un gran desarrollo teórico político y programático. Éste es hoy el principal desafío de liberalismo social o social-liberalismo.
Precisiones lógicas sobre la distinción entre derecha e izquierda
Cuando se trata de distinguir entre libertad e igualdad entendidas como valores antitéticos por algunas corrientes del pensamiento de derecha e izquierda, es necesario precisar las distinciones lógicas entre una visión diádica y una visión triádica de la política.
La visión diádica sostiene que el universo político relevante estaría compuesto por entidades divergentes que se presentan como antitéticas o contradictorias. Así, entre izquierda y derecha no existiría ningún centro. En esta situación se puede hablar de un tercero excluido. En las formas históricas más extremas de derecha e izquierda, libertad e igualdad no son convergentes.
La segunda forma que puede adoptar la visión diádica consiste en comprender que las entidades son convergentes, complementarias y que tienden a encontrarse para llegar a constituir alguna forma de unidad. Así de la visión diádica de la política puede surgir una visión triádica, no pudiendo hablarse ya de términos contradictorios sino que de términos contrarios.
La visión tríadica puede adoptar dos modalidades: la del tercero incluyente y la del tercero incluido.
El tercero incluyente, se presenta como una unidad dialéctica consistente en una síntesis que niega la tesis y la antítesis representada por la oposición entre derecha e izquierda y los valores de libertad e igualdad declarados por la primera y la segunda respectivamente. La síntesis es una verdadera negación de la negación. El tercero incluyente no está en medio de la izquierda y de la derecha, no es un compromiso entre izquierda y derecha y sus valores. Es la aceptación simultánea de ambas mediante la superación de ambas. Es un tercero “más allá”.
La otra modalidad que puede tomar la visión tríadica es la del tercero incluido. El tercero incluido, a diferencia del tercero incluyente, es un “tercero entre” que busca situarse entre los dos opuestos, pero no elimina a ninguno de ellos, los aleja para que no colisionen o impide la alternancia drástica entre derecha e izquierda o viceversa.
El liberalismo social o social-liberalismo como síntesis ideal y como praxis
La historia muestra que la conjunción entre liberalismo y socialismo ha sido entendida como síntesis ideal, como combinación programática, o mediación política. En tanto manifestación del tercero incluyente, dicha conjunción, representa la síntesis ideal de derecha e izquierda y de sus valores. El liberalismo social surge de la convicción que liberalismo y socialismo no constituyen una antítesis, un oxímoron, y en consecuencia su integración práctica debe ser entendida en todo caso como una síntesis definida hegelianamente, como el tercer momento de una antítesis negada y superada
Cuando el liberalismo social se pone en práctica se presenta habitualmente como un intento de tercera vía, o sea de una posición que, al contrario de la de centro, no está en medio de la derecha y de la izquierda, sino que pretende ir más allá de la una y de la otra. Idealmente no se plantea como un compromiso entre dos extremos, sino como una superación contemporánea del uno y del otro y por lo tanto como una simultánea aceptación y supresión de éstos en vez de rechazo y separación, como en el tercero incluido. “No Tercero -entre, sino Tercero más- allá, donde al primero y al segundo, en lugar de estar separados el uno del otro y con la posibilidad de sobrevivir en su oposición, se les acerca en sus interdependencia y se les suprime por su unilateralidad”[1].
El liberalismo social o social-liberalismo intenta conciliar libertad e igualdad, dos sistemas de ideas que se consideraban incompatibles. Pero la incapacidad de cada uno de ellos para su realización histórica de manera unilateral justifica plenamente su síntesis dialéctica. Bobbio califica la incapacidad del liberalismo y del comunismo real para el goce efectivo de la libertad e igualdad respectivamente, como dos fracasos, como dos “utopías puestas al revés”[2].
Luego señala que hay que admitir que la democracia se impuso al desafío comunista y se pregunta con que ideales y con qué medidas puede encarar los mismos problemas que el comunismo decía que pretendía superar.
Para avanzar en la conjugación de los valores de libertad e igualdad sería necesario llevar efectivamente a la práctica una compleja agenda global ideal. La Agenda 2030 de la ONU para para el Desarrollo Sostenible es probablemente lo más cercano a dicha agenda global por la siguiente razón: nace de un análisis crítico de las deficiencias de las Metas del Milenio. Ellas no se centraron lo suficientemente en llegar a las personas más pobres, y más excluidas, no tomaron en consideración los negativos efectos de los conflictos armados y la violencia sobre el desarrollo, no incluyeron la buena gobernanza e instituciones que garantizan el estado de derecho, la libertad de expresión, la existencia de gobiernos transparentes y responsables así como la necesidad de asegurar que el crecimiento económico fuese inclusivo.
Entre las medidas políticas y programáticas más importantes y novedosas de la Agenda 2030 de la ONU podemos destacar las siguientes: Primero, la promoción de una economía mundial coherente comprometida con el pleno empleo decente. Esto implica una gran reforma de la misma ONU dotada de las condiciones suficientes para asegurar la paz y los derechos humanos en la arena supranacional y la justicia distributiva en la arena transnacional. Segundo, el desarrollo de tecnologías para la innovación creativa y no destructiva. Tercero, protección social para todos. Cuarto, financiamiento efectivo para el desarrollo sostenible incluyendo las reformas tributarias de tipo progresivo. Quinto, combate a la corrupción. Sexto, desarrollo de las instituciones democráticas y la participación de todos en una alianza mundial para el logro de un desarrollo sostenible. Todos incluyen las personas que viven bajo la línea de la pobreza, discapacitados, mujeres, la sociedad civil, comunidades indígenas y locales, grupos tradicionalmente marginados, organismos multilaterales, gobiernos locales y nacionales, empresarios, académicos y entidades filantrópicas privadas.
[1] Bobbio, N., Derecha e izquierda, razones y significado de una distinción política, Madrid: Taurus, 1995, pág. 58.
[2] Bobbio, N., “La utopía puesta al revés”, en Fernández, J., Norberto Bobbio: El filósofo y la política, México: Fondo de Cultura Económica, 1996, pp. 420- 422.
Crisóstomo Pizarro C.
MA. en Sociología y Doctor en Ciencia Política. Socio del Foro de Altos Estudios Sociales Valparaíso.
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