Pedro Serrano – Disquisiciones* sobre Valparaíso y el futuro de la jornada laboral
Con mayor inversión tecnológica y menos pagos de sueldos, la producción ha aumentado igual. Esto en las últimas décadas ha provocado crecimiento económico sostenido, Chile gana cada vez mas dinero y hay un aumento neto del desempleo. Esto ha generado una crisis para todos los gobiernos.
Valparaíso hace tiempo dejó de ser una urbe industrial. También ha ido perdiendo fuerza la idea de un futuro puerto de contenedores automatizado, obstruccionista del mar para los porteños, controlado por capitales con oficinas en otros países y en Santiago, que agrega cientos de enormes camiones foráneos que entran y salen vía La Pólvora y no ingresan dinero a Valparaíso, y por lo mismo, no dan mucho trabajo a los porteños.
Por supuesto, algunos podrán contradecir estas percepciones, pero pensando localmente, se visualizan tres destinos bastante concretos para el futuro de la ciudad:
El primero es la realidad constatada, que indica que una buena parte de la población de la ciudad estudia, desde el jardín de infantes hasta el post-doctorado. Es más, mucha gente de las regiones y otros países del mundo acude a Valparaíso a estudiar y que por lo tanto, “Valparaíso Ciudad Universitaria” , “ciudad que estudia” son parte de un magnífico slogan de desarrollo para una ciudad acogedora al intelecto.
El segundo destino es Valparaíso como “ciudad amable”, entendiendo “amable” como susceptible de ser amada, lo que indica que mucha gente viene a Valparaíso a vivir mejores calidades de vida que, por ejemplo, el cercano, ahumado y atochado Santiago. Y mucha gente, nacional e internacional acude y acudirá a Valparaíso por turismo; conocer, ganar cultura, comer, entretenerse. Acoger esa particularidad del humano (especialmente aquellos viajeros con recursos) del planeta, parece ser un cierto destino notable de Valparaíso. Obviamente eso requiere de un buen aeropuerto, un buen terminal de cruceros, buena hotelería, buena gastronomía, un buen tren rápido que nos conecte con la red ferroviaria nacional e internacional y ojalá directamente con el aeropuerto de Santiago.
El tercero es un destino que por siempre ha sido inspirado en las particularidades únicas de Valparaíso, el mar, los cerros, su gente, su “loco urbanismo y sui generis arquitectura”: La creación artística, Valparaíso inspira la poesía la escritura, el grabado, la pintura, la escultura, la música, la fotografía, los documentales, el cine, la creación gastronómica, el teatro, los video juegos, etc.. Aprovechar esta vocación inspiradora también requiere de infraestructura y espacios de acogida. Ser capital de todas las artes es un destino mayor alcanzable.
Las tres cosas, el estudio, el turismo y el espacio creativo, se conjugan perfectamente con aquello que está sucediendo con el trabajo en el mundo. Las máquinas, la robótica la inteligencia artificial, están logrando producir de manera más precisa y más barata una multitud de cosas, que antes consumían horas humanas de trabajo casi manual. Digamos que, como prospectiva de futuro, se avizora una diminución concreta de la jornada laboral de las personas. Esto, ponga atención, ya está demostrado, se ha logrado sin detrimento en absoluto de la productividad de bienes y servicios.
Disponer de tiempo propio
Querámoslo o no el ser humano en el planeta durante este siglo XXI dispondrá mayores cantidades del bien mas preciado: Tiempo propio, no tiempo para el empresario, el Estado, el patrón, las deudas o los bancos. En el corto plazo, dentro de este siglo, debiese disminuir globalmente la jornada de trabajo subordinado.
Por lo tanto, esa disminución del tiempo de trabajo para el capital, para la negación del ocio o negocio, se transformará en un bien que, bien utilizado, podrá acrecentar los niveles de felicidad de los humanos. Durante nuestra historia, cuando algunas elites lograron tiempo para si, mejoraron las artes, la filosofía, la cultura, el cuidado de la naturaleza y las sabiduría del buen vivir. Lo que ha cambiado con la historia de nuestra rápida evolución tecnológica, es que ha aumentado la opción de todas y todos a esas mejoras, que antes eran privilegios de la elite, hacia los ciudadanos en general.
Valparaíso puede llegar a ser la ciudad ideal para emplear el tiempo propio del siglo XXI.
¿Como llegamos a eso?, es una historia de miles de años. Las preguntas de fondo es ¿por que los humanos debemos trabajar determinada jornada? ¿eso siempre fue así?, ¿cómo y cuando se llegó a este tipo de acuerdos?
La historia de las propuestas de futuros posibles
Cuando la producción de las máquinas a vapor, los primeros “robots” industriales, las vacunas y la mejor alimentación, acceso a la educación, hicieron que la humanidad pasara su número y masa crítica de crecimiento y comenzara su expansión logarítmica, ningún humano imaginaba lo que podría pasar en el futuro cercano.
Ya hacia 1798, Thomas Robert Malthus lanzó postulados catastrofistas respecto de la población humana “Ensayo sobre el principio de la población, en cuanto afecta a la mejora futura de la sociedad”.Decía que la población crecía de modo geométrico y la subsistencia sólo de modo aritmético. Por lo tanto, la catástrofe anunciada para el futuro, lleno de gente, superaba con creces las actuales películas de negros desastres. De acuerdo con este futuro anunciado EE.UU. entraría en quiebra al llegar a los 30 millones de humanos. Pues en 2019 ya son nada menos que 329 millones de seres humanos, y no ha colapsado
Pues no pasó así, el crecimiento planetario fue hasta 1985 cercano a lo logarítmico y la subsistencia o producción de alimentos creció aun más rápido. Hoy en día, 2019, con 8000 millones de bocas humanas, los terrícolas producen y extraen, mas alimentos que los necesarios para sostener la humanidad. Por supuesto, la hambrunas y desnutrición versus las crisis de obesidad actuales, indican que este exceso de alimentos se mal-reparte, esto último es importante reconocerlo, dado que por medio de esa mala distribución, están la política mundial, la economía de mercado y su anexo lógico: la codicia comercial. Por ejemplo, Argentina producía en 2017 comida para 440 millones de seres humanos y ellos son sólo 44 millones, y no son precisamente millones de operarios agrícolas los que lo logran. A pesar de su alta producción, curiosamente, Argentina pasa hoy por una enorme crisis económica.
Lo que no imaginaron ni tomaron adecuadamente todos los futurólogos económicos y sociales de principios del siglo XX, fue algo que los analistas sociológicos suelen olvidar en el tiempo: la tecnología, la tecnología humana evoluciona miles de veces mas rápido que la lenta evolución de la especie. Somos genéticamente hablando, los mismos animales de hace más de 10.000 años.
Los trabajadores
En la evolución del “trabajo para otros”, los esclavos fueron la primera “fuerza de trabajo masiva” en el principio de los tiempos históricos, ya sea en Mesopotamia, el Yucatán, en Egipto o en la Gran Muralla, los esclavos trabajaban, sin paga, día y noche hasta morir, sin derecho alguno, mal alimentados hasta el agotamiento, trabajo casi 24/7. Los esclavos construyeron con sus manos grandes ciudades y caminos para grandes imperios.
Luego, en algún momento, los esclavos dejaron de ser abundantes y baratos, hubo que seguir cazándolos brutalmente, protegerlos, ayudar a su reproducción, alimentarlos mejor, dejar que descansaran un poco. Igual fueron un bien de producción costoso, sin sueldo, sin derecho a un alma y sin derechos de ningún tipo. Miles de veces se rebelaron, miles de veces fueron sangrientamente aplastados. Fueron miles de años de trabajos forzados para el bienestar de terceros.
Todavía en la Tierra se descubren de cuando en cuando, trabajos esclavos de hombres mujeres y aun, niñas y niños, siendo lo más penoso el hecho que sigue siendo trabajo oculto para grandes y pequeñas corporaciones comerciales[1]
El primer país que abolió la esclavitud en américa fue Haití en 1803, en 1761 lo había hecho Portugal, la abolió… en Portugal, no en su tráfico y en sus colonias. en 1823 se abolió en Chile (Ramón Freire), En 1894 se abolió en Francia y sus territorios coloniales, en 1888 lo hizo Brasil, y recién en 1980 lo hizo Mauritania. Como pueden leer, no fue fácil terminar con esto de obligar a terceros a trabajar jornadas indefinidas, sin pago, contra su voluntad, para beneficio de la propia codicia de sus “dueños”.
Se supone que las revoluciones sociales, los avances tecnológicos y políticos que trajo el desarrollo de la revolución industrial 1760-1840 terminaron, (casi) con la esclavitud en el planeta. Aparece entonces durante los siglos 18, 19, y 20 una clase, esclava aun, de una reducida clase dominante, la propietaria de la tecnología y los bienes de producción, propietarias además de la religión, las armas y con leyes generadas por ellos mismos como herramientas de control total en sus manos. Dueña del salario, un salario sabiamente dosificado para mantener el control. Con esto llegamos a los tiempos modernos, donde se ha dado la lucha por la jornada de trabajo asalariado, ya no esclavo. Pero hijo consecuente de este.
Hubo una norma en 1496, pleno renacimiento, en Gran Bretaña, según la cual la jornada de trabajo de los obreros duraba como máximo 15 horas: desde las 5 de la mañana hasta las 8 de la noche. La mujer, como reproductora de mano de obra pasó a tener un lugar fundamental en el ordenamiento productivo, prisionera de 8 hasta 16 hijos (mi bisabuela a finales del siglo XIX). Pero ahora, los llamados proletarios[2] tienen salarios un poco mejores, más derechos, trabajando hasta 15 o más horas al día y algo de educación, Con estas primeras garantías de tiempo y dinero nacen y se comienza a educar los hijos del proletariado industrial.
Curiosamente, los explotadores y codiciosos de la época, se dieron cuenta que un operario agotado y descontento producía cada vez peor, para nosotros hoy pareciera algo lógico, pero por mucho tiempo no se dieron cuenta, a pesar que la productividad había mejorado notablemente. Recién En 1817 Robert Owen un empresario reformista, socialista utópico británico, propuso el 888, ocho horas de labor 8, de recreación, 8 de descanso (¿les parece conocida la propuesta?), pues le fue mal, se rieron de él. Recién en 1848 los franceses, revolución de por medio, llegaron a la jornada de 12 horas.
Los ciclos de trabajo en la Tierra, (disquisición dentro de la disquisición):
“…El domingo, o “día del señor” es el primer día de la semana litúrgica en la tradición cristiana, al igual que lo es en otras tradiciones culturales. El domingo es considerado un día feriado o festivo en la mayoría de los países del mundo y es parte del fin de semana. Solamente países influidos por la cultura islámica o judía tienen el viernes o el sábado como el día feriado semanal.
El sábado, shabat, según la misma tradición judeo cristiana, es el “día del reposo”.
El 7 de marzo del 321, el emperador romano Constantino el Grande, decretó que era feriado el “venerable día del sol”, Sunday hasta hoy para los de habla inglesa.
Curiosamente, para toda la Tierra y hace miles de años, el periodo entre dos fases de la luna es de 7 días, por lo tanto el concepto de “semana” es muy muy antiguo, en nuestra lengua viene del latín “septimana”
Por lo tanto, eso de que se trabaja 5 o 6 días de cada “semana o fase lunar” es bastante antiguo. El tema que ha cambiado es cuánto se trabaja al día, con qué frecuencia, para quién y cuál es la compensación.
La jornada de trabajo
Finalmente, luego de miles de años de trabajo, en 1886, en la ciudad de Chicago, 1ero de mayo para ser exactos, sindicatos en EEUU propusieron luchar por la jornada de 8 horas…La huelga fue un gran Fracaso, por que no logró cambiar la jornada y terminó en la masacre, que se conmemora cada 1ero de mayo, cada año, en casi todo el planeta.
A finales de la gran revolución mexicana iniciada en 1910, ya en 1917 con Venustiano Carranza la constitución mexicana establece la jornada de 8 horas… y así, llegar a las 8 horas de hoy día no fue nada fácil, corrió mucha sangre por ello. Reino Unido las acordó recién en 1950. 133 años tardaron las ideas de Robert Owen en concretarse para el Imperio Británico o lo que quedaba de él.
En las salitreras chilenas, desde 1889 hasta 1921, los trabajadores operaban durante 12 horas, 10 de trabajo continuo estricto y 2 de traslados. Hoy en día un operario santiaguino trabaja 9 horas supervisadas y se traslada ida y vuelta en 2 horas, pasa mínimo 11 horas en torno al trabajo. Eso por que trabajamos hoy día, en mayo del 2019, nada menos que 45 horas semanales, 9 horas diarias por 5 días
Según documento de la Dirección del Trabajo del Gobierno de Chile: “La jornada laboral tiene una limitación temporal, por múltiples factores, entre ellos fisiológicos y económicos. En efecto, existen razones de salud que aconsejan establecer limitaciones en su duración, para fijar períodos de descanso durante los cuales los trabajadores recuperen las fuerzas perdidas en el desarrollo del proceso productivo.”
“Las 48 horas semanales, que Chile adoptó en 1924. Posteriormente, la misma organización internacional planteó la necesidad de avanzar en la reducción de la jornada laboral, cuestión que el Estado chileno recogió con la reforma legal de 2001, mediante la cual determinó la reducción, hacia el año 2005, del máximo de horas semanales de trabajo de 48 a 45 horas.”
Al menos nuestra legislación reconoce que el trabajador o trabajadora “se cansa” y por razones de salud” debe recuperase para seguir trabajando. Luego de esa profunda meditacion, se reduce la jornada de 48 a 45 horas semanales.
Si lo normal en Chile de hoy, 2019, es trabajar de lunes a viernes, entonces nuestra jornada laboral de 45 horas sigue de 9 horas día, sin considerar los tiempos de viaje, que para trabajadoras y trabajadores de Santiago son de hasta 3 horas cada día. La misma joranada salitrera de 1880. Antes de 2005 la jornada legal era de 9,6 horas. (aberrante, según avanza la humanidad ). Esto avanza en Chile muy de a poco, considerando la oposición al cambio que hacen regularmente quienes controlan el “sector productivo”.
Hoy en día, desde el año 2000 en Francia y Reino Unido la jornada es de 6 horas. Con fin de jornada obligatorio, 30 horas semanales. Dos siglos de luchas de la “gente común” para pasar de 15 a 6 horas. Lo interesante es que de acuerdo a la bibliografía consultada, los PIB respectivos en Francia y el Reino Unido aumentaron, y la productividad por hora de trabajo subió 20 veces en 100 años (Maddison, OCDE 2011). Eso gracias a los robots, las máquinas y la computación. ( de “Se Vienen los Robots” , del mismo autor)
Vacaciones y feriados:
Chile da hoy 15 días hábiles legales de vacaciones, Francia da 30, Reino Unido da 28 e Italia y Brasil 26, China da 5 , Japón 10.
Lo que sucedió en realidad no fue que a los dueños del capital se les ablandara la codicia. Si no que estructuralmente aceptaron las propuestas, huelgas, tiroteos y elecciones de por medio, debido a que, nuevamente, la TECNOLOGÍA había evolucionado de tal manera que las operaciones extractivas y productivas rentaban más y mejor con menos trabajo humano.
En feriados (días no laborales, que no son las vacaciones) también hay distintas distribuciones, Brasil con 20 días en el año y Argentina, que suma además los “puentes” son los que más feriados tienen en el mundo, el que menos tiene es México con sólo 7, Chile tiene 16, de los cuales se descuenta cuando caen en domingo o sábado, solo son14 el 2019.
Chile es un de los países del mundo donde “más se trabaja en tiempo”, lo que no significa para nada que sea “donde más se produce con las mismas horas laborales”.
En países como el nuestro, 2019, con el pequeño desarrollo local y adaptación de tecnologías foráneas, ha aumentado la productividad per cápita notablemente, generando una enorme perdida de los empleos, por así, decirlo clásicos.
Con mayor inversión tecnológica y menos pagos de sueldos, la producción ha aumentado igual. Esto en las últimas décadas ha provocado crecimiento económico sostenido, Chile gana cada vez mas dinero y hay un aumento neto del desempleo. Esto ha generado una crisis para todos los gobiernos.
Según Fundación Sol, al 2017 el 48,6 % de los ocupados está en el sector formal y el 51,2 % en el sector informal en categorías como: “independiente encadenado, cuenta propia no profesional, familiar no remunerado, dependientes periféricos, asalariado desprotegido” y etc. Si las cifras midiesen sólo el empleo formal el desempleo real chileno sería un impresentable 52%.
Lo que parece chocante en los datos, es que a pesar que el sector productivo formal chileno gana cada vez más dinero y el PIB sigue subiendo a pesar de todo, más de la mitad de la población chilena está en empleo precarizado. Candidatos todos y todas a pensión solidaria miserable.
A pesar de estos datos un poco des-motivantes, el futuro indica que la necesidad de “tiempo de empleo” en el sector productivo va a disminuir en la medida que se incorpora mayor tecnología. Lo que se ve poco coherente con la historia, es esa manía “pseudo-esclavista” sostenida aun de mantener la jornada de trabajo en 9 horas, con sueldos bajos, baja productividad por hora y alto desempleo laboral formal.
Quiéranlo o no, los que se viene en esta década (2020-2030) en Chile, es reconocer que produciremos más con menos trabajo humano y que esto, es una buena oportunidad para pagar mejor, dar más empleos formales justos, pensionar con dignidad y reducir notablemente la jornada laboral, y aumentar las opciones para el tiempo propio. La ecuación es complicada, pero se resume en que, cada vez con menos horas personas y más horas de trabajo (24/7), de máquinas y sistemas que no se cansan, habrá más y mejor producto interno bruto (que no se asuste aun la propiedad del capital, el futuro se ve bien).
Lo interesante de todo esto para Valparaíso, es que en los tres
destinos analizados al principio: Estudiar, turistear y hacer cultura creativa,
Valparaíso será la ciudad ideal para ocupar ese aumento del valioso “tiempo
propio”, que finalmente no ocuparemos para engrandecer bolsillos de terceros.
Vienen los tiempos en que la humanidad va a conquistar espacios para la
negación de la negación del ocio, o sea el ocio. En otras palabra “tiempo
libre”, como una oportunidad nueva e impresionante de desarrollo para la
humanidad toda. Un neo renacimiento del siglo XXI. Cambio de paradigma al cual
deberemos todos adaptarnos con notable rapidez, en especial Valparaíso.
*Examen o explicación minuciosa, detallada y rigurosa sobre una materia, especialmente si se aparta del tema principal del que se está tratando.
[1] Como el caso de mujeres en Bangladesh trabajando encerradas para marcas mundiales. O migrantes en Chile 2019, indocumentados, esclavizados, en plantaciones agrícolas.
[2] El término es originario de la Roma imperial, en la que los proletarii eran los ciudadanos de la clase más baja, los Capite censi, que no tenían propiedades y solamente podían aportar prole (hijos) para engrosar los ejércitos del imperio.
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