Oscar Orellana – Los límites del proceso de desposesión neoliberal en Chile (1973-2020)

“parece que el pueblo de Chile […] no ha olvidado completamente su historia, sobre todo la historia reciente. Lo cual se ha trasformado en un peligro, tanto para la ideología y doctrina neoliberal, como para los intereses y privilegios de aquellos que usufructúan del modelo”.

Conversando con un amigo muy querido acerca de todas las cosas y cuestiones de las cuales ha sido desposeída la gran mayoría de los chilenos (colectiva e individualmente), en el transcurso de aproximadamente los últimos 50 años, por ejemplo: del agua, del río, del mar, de la tierra, del cobre, de las carreteras, de las redes de agua potable y alcantarillado, de la vista al mar y la cordillera, del barrio, de los vecinos, de la comunidad, del tiempo para conversar, de las vacaciones, del ocio, de perder el tiempo, del pluralismo y diversidad de las fuentes de información, del acceso a libros y lecturas disruptivas, de los puntos de vista y opiniones disidentes, de la discusión de sistemas de convivencia socio-político-económicos alternativos y/o complementarios, de los derechos a una salud y educación de calidad, del derecho a una jubilación digna, de los sindicatos fuertes, de un salario digno, etc.; me dice: “bueno, yo he sido desposeído del lenguaje”. Me pareció una frase interesante y esclarecedora, la cual provocó los comentarios que siguen a continuación.

Oscar Orellana E.
Profesor del Departamento de Matemáticas de la Universidad Técnica Federico Santa María

Hubo un tiempo en que varias de las cuestiones, bienes y derechos glosados en el primer párrafo (entre otros) no estaban privatizados, ni estaban en el mercado directa o indirectamente (o eran regalos de la naturaleza, o eran bienes de todos los chilenos, o eran derechos adquiridos). En otras palabras, nuestros antepasados (como sociedad y en principio) no estaban privados de los regalos de la naturaleza, ni de los beneficios de los bienes nacionales, ni desprotegidos legalmente, debido a un proceso de privatización extremo de todo aquello.

Por supuesto es discutible la cantidad, cualidad y calidad tanto de los regalos de la naturaleza, de los beneficios provenientes de los bienes nacionales, como de los derechos a que tenían acceso los chilenos de aquellos tiempos. El punto es que, comparando su situación con las condiciones de convivencia socio político, económico actuales, no estaban privados de los regalos de la naturaleza, ni se habían privatizado los bienes de todos los Chilenos, ni habían intentos de escamotearle derechos adquiridos, si no que todo lo contrario.

Para entender lo que estoy tratando de decir, basta pensar en lo que ha ocurrido a lo largo del tiempo con el agua, o con la vista al mar o la cordillera, o el tiempo para conversar con los vecinos, el derecho a la salud y educación de calidad y gratuita, el cobre de todos los chilenos, los ríos y la tierra. Chile es el único país del mundo en que el agua esta privatizada y hay pueblos sin derechos de agua y están siendo abastecidos del vital elemento con camiones aljibes; las inmobiliarias venden vista al mar, o a la cordillera, o al lago, o al bosque y en Valparaíso no les importa si le tapan la vista a pobladores, que crecieron en sus barrios mirando el mar, en Santiago el smog priva a la gente de ver la cordillera (sin mencionar la privación del derecho a respirar aire libre de contaminación), las orillas de lagos están rodeadas de propiedades cuyos dueños no permiten el acceso al lago (recordemos los hechos ocurridos el 6 de febrero de 2019 y protagonizados por el Presidente del Directorio de GASCO).

Para más remate si se necesitan 2 o 3 o 4 horas de viaje tanto para ir, como para volver del trabajo a la casa, entonces entre dormir, atender a la familia, resolver la logística del hogar, pagar las cuentas, preparar y llevar a los niños al colegio, etc., ¿a qué hora se conversa con los vecinos?

La educación dejó de ser el factor de movilidad social que fue en mi tiempo de juventud, ahora no es un derecho, es un negocio. Por lo tanto, o inviertes en ella, endeudándote hasta la coronilla, sin garantía ninguna de que obtendrás trabajo y en consecuencia, hay que correr el riesgo de perder la inversión, o quedas anclado a la pobreza y sin educación.

Por otro lado, la extracción de cobre está casi toda privatizada y los pagos de “royalty” son mínimos.       

Para sufrir una desposesión, primero hay que haber poseído (gratuitamente o por derecho) lo que se pierde en el proceso de desposesión y este (el proceso), consiste en arrebatar, quitar, robar, privar, expropiar, o despojar a una persona o conjunto de personas naturales o jurídicas de lo que tiene(n) o posee(n) en favor de otro u otras; o en desistir, renunciar o abdicar de algo que posee(n) o tiene(n) en su poder en favor de otro u otras.

Por razones de espacio y tiempo no podemos entrar aquí a hacer un análisis acabado (consistente y completo) del concepto de desposesión lo cual sería una tarea filosófica interesante. Para los objetivos del presente artículo trataremos de hacernos entender por medio de ejemplos que iremos dando a lo largo del desarrollo del mismo. Pero, es necesario dejar claro que, el proceso de desposesión puede ser consciente o inconsciente, voluntario o involuntario, legitimo o ilegitimo, por la razón o la fuerza, etc., sobre todo (pero, no exclusivamente) en relación con los regalos de la naturaleza que nos pertenecen a todos los chilenos, tales como: el agua, el aire, la montaña, la vista al mar y la cordillera, los peces, el cobre, etc.

Además note que, entre la posesión y la desposesión, entre el poseedor y el desposeído debieran existir límites. Preguntemos: ¿Cuánto se puede llegar a poseer? y ¿cuán lejos se puede empujar el proceso de desposesión de las demás personas?, complementariamente ¿cuán desprovisto se puede llegar a ser o estar? y ¿cuánta desposesión están las personas dispuestas a permitir? Hoy a nivel planetario, el grado de concentración de la riqueza nos dice que la diferencia entre el poseedor y el desposeído es delirante y aumentando (ver: El capital en el siglo XXI de Thomas Piketty, 2013) y Chile no es una excepción, al contrario es uno de los países más desiguales del planeta.

Para comprender lo que significa un proceso de desposesión de largo plazo, basta conversar con y estudiar la historia del pueblo Mapuche, o pensar en algunos derechos tales como la salud y la educación. Para comprender un proceso de desposesión de mediano plazo, informémonos de las corrupciones que han ocurrido al interior de casi todas las instituciones de la República, las colusiones de las farmacias, del papel higiénico, de los pollos, etc. Para comprender un proceso de desposesión de corto plazo, pensemos en los reajustes que se auto asignan año a año los honorables congresistas. Estas desposesiones son algunas de las más conspicuas y groseras. Sin embargo, existen otras más sutiles, como por ejemplo el despojo de la vista al mar o la cordillera que siempre tuvimos, del silencio y la tranquilidad, de la privacidad.

Ya que estamos hablando del movimiento dialéctico y tensión entre posesión y desposesión, es pertinente volver a hacer la pregunta antigua y aparentemente pasada de moda: ¿de quién es la riqueza que alberga esta angosta y larga faja de tierra y el mar que tranquilo nos baña?, del que la explota o de todos los chilenos. Bueno, como no es adecuado pensar acerca de estas materias en términos del tercer excluido y algunos de los que explotan las riquezas de Chile también son chilenos, podríamos responder provisionalmente “de todos los chilenos”. Entonces: ¿cuál es el problema?, el problema es la distribución del ingreso que se obtiene de esa riqueza. Volveremos sobre este problema en los párrafos finales del presente escrito. Pero, en cualquier caso la pregunta planteada en este párrafo es interesante, digna de ser discutida seriamente y no tiene una respuesta trivial. De hecho en el pasado ha sido examinada en general desde diferentes puntos de vista y disciplinas (antropológico, sociológico, histórico, económico, ético-moral, filosófico) y se han dado algunas respuestas, como por ejemplo: del que la necesita, del que la trabaja, del que inscribe los derechos, del Estado, del dueño de la tierra, del más fuerte, del que se la apropia, de los primeros que llegaron, etc. (Ver: los clásicos Platón y Aristóteles, Tomás de Aquino en la Edad Media, “La riqueza de las naciones” de Adam Smith, “El capital” de Karl Marx, El Mercantilismo, El Bullionismo, Los Fisiócratas, El Liberalismo, El Marxismo).

Actualmente, los grandes consorcios, por medio de la tecnología moderna, nos están desposeyendo de nuestra “intimidad familiar” y “mundo interior” (nos están “hackeando” a nivel personal haciendo uso y abuso de nuestra huella digital), para colocar dicha información en el mercado, al servicio de quien la requiera y pueda pagar por ella (propaganda política, agencias de publicidad, agencias de inteligencia y espionaje, control y vigilancia del ciudadano, manipulación de la opinión pública, promoción y afirmación de cierta ideología y/o doctrina, promoción de ciertos bienes y servicios, campañas presidenciales y elecciones en general, etc.).

Debido a que los métodos y procedimientos de desposesión cambian con los años, las ciencias cognitivas, la ciencia en general, la tecnología, y pueden estar basados en la razón o la fuerza, ser legales o ilegales, encubiertos o trasparentes, francos o engañosos, voluntarios o involuntarios, conscientes o inconscientes, etc., tiene sentido preguntarnos ¿cómo fuimos y estamos siendo desposeídos en los últimos 50 años?. El capitalismo en su versión neoliberal extrema (como se implantó en Chile) es mutante y tiene la capacidad de transformar todo en producto (en mercancía), para colocarlo en el mercado a un cierto precio. Por esa vía se realizó, se ha realizado y está realizando el proceso de desposesión de todos los aspectos de nuestra vida. Por cierto, usted puede intentar recuperar algunos regalos de la naturaleza, cosas, cuestiones, bienes y derechos con las cualidades, cantidad y calidad, que le permita su salario, como por ejemplo: el silencio, el ocio, el descanso, la vista al mar o la cordillera, el agua, la salud, la educación, la jubilación. Para ello solo tiene que pagar el precio correspondiente. Entonces, usted debe trabajar, es decir vender su fuerzas de trabajo, y sus capacidades emocionales y mentales, para llegar (en su trabajo) a ser creativo, innovador, resiliente, imaginativo, etc.

Supuestamente, mientras más y mejor trabaja (mientras más entregado está a su trabajo), más elevado será su sueldo o salario y como consecuencia de aquello, su poder adquisitivo aumentará para comprar más silencio; más ocio; más tiempo para estar con su familia; una casa a orillas del lago o el mar; mejor salud y educación para Ud. y su familia; un plan de retiro, un ataúd, y un sepelio dignos; un auto y un jet o helicóptero para “acortar las distancias” y “ahorrar tiempo”; un “seguro de vida” para Ud. y su familia; un bunker o refugio o pasajes en un trasbordador espacial (si Ud. no es el dueño), que lo lleve a Ud. y su familia a una estación espacial u otro planeta, en caso que se venga el Armagedón; etc. Pero, para ello debe producirse invirtiendo en Ud. mismo, es decir, transformarse en empresario de sí mismo, internalizando el sistema de premio y castigo, llegando al extremo en que el ocio, perder el tiempo, conversar y socializar no son gratis, hay que pagar el precio y en el mejor de los casos, si practica estas cuestiones, en un “coaching” (pagado) puede considerarlos como inversiones. Por medio de este proceso Ud. se transformó en un producto (recurso humano), que está en el mercado y tiene un precio, que por su puesto lo fija el así llamado mercado laboral y paradojalmente Ud. debe prohibirse tales necesidades y/o placeres en pos (en la esperanza) de obtenerlas en el futuro (más tarde), un futuro que para la mayoría de los chilenos nunca llega, se mueren antes.

El sistema ideológico y doctrinario neoliberal extremo, que se instaló en Chile tiene su fundamento económico en la Escuela Neoclásica u Ortodoxa. Esta escuela modela al ser humano como un agente individualista y egoísta que anda por el mundo optimizando su propia función de utilidad. Los seres humanos así modelados se relacionan entre sí solo a través del intercambio de mercancías (el fetichismo de las mercancías) y compiten en el mercado generando perdedores y ganadores, debido a que otro par de principios de la Escuela Neoclásica u Ortodoxa, que vienen a complementar el modelo de ser humano neoclásico son: la propiedad privada y la escases de los recursos.

Ahora, nos podemos preguntar ¿cuál es el límite teórico (imaginario) a que se puede llegar en un sistema neoliberal salvaje en que todo se colocó en el mercado sin mayores regulaciones y un estado subsidiario mínimo y policiaco, controlado por empresarios y mercantilistas? La respuesta la da la ficción que les gusta tanto rememorar a los economistas Neoclásicos u Ortodoxos en clases de economía (para ilustrar sus disquisiciones y entelequias), a saber la novela de Daniel Defoe titulada “The Life and Strange Surprizing Adventures of Robinson Crusoe of Tork, Mariner” (1719). En efecto, después de instalarse Robinson en la isla con todos los recursos que logro rescatar del naufragio y encontrarse con Viernes, Robinson tiene todos los recursos y Viernes no tiene nada, posteriormente Viernes le gana todos los recursos a Robinson y este se queda sin nada, así de simple. Entonces, el límite imaginario es que uno (o unos pocos) lo posean todo y el resto no posea nada, es decir que uno (o unos pocos) posean el agua y todo el tiempo del mundo para conversar y disfrutar del paisaje, mientras el resto trabaja para comprar un poco de agua, si es que antes no llega el Armagedón Ambiental. Pero ¿será posible este límite? Ciertamente, este límite es lógica y tecnológicamente posible, sin embargo, dudo que sea realizable, porque el ser humano (el único ser del planeta que puede deshumanizarse, puesto que los tigres no se destigran, ni los monos se desmonan) tiene una reserva ético-moral, que puede que frene semejante locura (dijo el ingenuo y cándido optimista que escribe estas notas).

Así, la ideología y doctrina neoliberal implantada en Chile, se hizo omnipresente en todo orden de cosas y pretendió cambiar el alma de Chile, usando las teorías y modelos económicos ficticios y delirantes de la Escuela Neoclásica u Ortodoxa. El neoliberalismo se hizo hegemónico, sustituyó nuestra cultura con un lenguaje economicista donde actualmente la “creatividad”, la “innovación”, la “competitividad”, “el Estado es ineficiente”, y “no existen alternativas al modelo neoliberal”, son algunas de las palabras y frases de presa, que se utilizan para apuntalar su vigencia y potenciar su desarrollo. Todo debe estar atravesado por el precio, por el mercado y la competencia. Tú eres el responsable de todo, debes saber invertir en ti mismo, trasformando tu cuerpo, emociones y pensamiento en recursos. Así, el relato neoliberal nos transforma en recurso y capital humano (ver: El Capital Humano de Gary S. Becker, 1993).

En Chile se realizó con mayor éxito que en el Reino Unido (por algo somos los ingleses de Latino América), el proyecto político que Margaret Thatcher expreso con las siguientes palabras el día 3 de Mayo de 1981: “El objetivo es cambiar el corazón y el alma de la nación”, y para cumplirlo “El medio es la economía”, pero no cualquier economía, sino la creada y promovida originalmente por Friedrich von Hayek y posteriormente desarrollada en la Escuela de Chicago (EEUU) con Milton Friedman a la cabeza (quien visitara a Augusto Pinochet dos veces, en 1975 y 1981), es decir la desarrollada por la Escuela Neoclásica u Ortodoxa. Las palabras de Margaret Thatcher (quien tenía como “libro de cabecera”, el libro de von Hayek, titulado “Camino de Servidumbre”, y que a veces lo andaba trayendo bajo el brazo para mostrarlo a sus adversarios), sintetizan el cambio cultural del programa neoliberal, que en Chile se realizó de manera ejemplar y lo transformó hasta el día de hoy en el paradigma mundial del neoliberalismo. La economía neoclásica se convierte en la herramienta para cambiar las maneras y formas de caminar, mover el cuerpo, sentir, pensar, hablar y escribir acerca de algo usando un cierto lenguaje; y la ideología o doctrina neoliberal en “cultura” hegemónica.

Entonces, desde esta perspectiva entiendo a mi amigo cuando me dice “bueno, yo he sido desposeído del lenguaje”. Los modos y formas individuales de estar en un lenguaje dado se definen por las condiciones de contexto (relaciones sociales; acceso a libros e información en general; ideologías y doctrinas vigentes; teorías vigentes; cultura vigente; sistema político, legal y económico vigente; estructura e infraestructura vigentes; relaciones de producción; etc.) e individuales (educación, formación, intereses, aptitudes, originalidad, creatividad, trabajo o especialidad, imaginación, independencia, etc.). Por lo tanto, existenmuchos modos y formas de estar en un lenguaje oral y escrito, por ejemplo: de manera lúdica y libre, o seria y libremente, o grave y libremente, o lúdica y restringido, o serio y restringido, o grave y restringido (por nombrar algunos modos y formas que se obtuvieron haciendo la combinatoria de 3×2 cualidades como ejemplos y por lo tanto, no pretende ser una clasificación exhaustiva, ni completa.

Entonces, el proceso de desposesión del lenguaje puede ocurrir por diferentes vías complementarias a la vez, por ejemplo: (a) porque se prohíbe o no se puede hablar de ciertos temas y en consecuencia algunas palabras, ideas, ideologías doctrinas y teorías caen en desuso (no se menta sobre ellas), y en consecuencia no se habla, ni se escribe sobre ellas, se deterioran y puede que lleguen a desaparecer; (b) porque desaparecen o se prohíben ciertos libros y no existe acceso a cierto tipo de información, limitando seriamente el desarrollo del lenguaje; (c) porque se prohíben ciertas expresiones culturales, limitando seriamente el cuestionamiento y la búsqueda de nuevas expresiones; (d) porque se priorizan o imponen a la fuerza otras ideas, ideologías, doctrinas y teorías cerrando el campo lingüístico; (e) otras.

Una vez que has sido desposeído completa o parcialmente del lenguaje que usabas previamente, tu lenguaje originario queda perturbado. La alienación de tu leguaje originario puede ser consciente o inconsciente, pero obviamente, ya no puedes pensar originariamente. Comienzas a pensar a tropezones, a tartamudear (mumbling) en un lenguaje extraño, que en el mejor de los casos, con el tiempo y el uso llega a tener consistencia, integridad, carácter y lo haces tuyo. En el peor de los casos (y lo más probable), es que hagas una mezcla inconsistente e inconsciente de ambos lenguajes, empujado por las circunstancias, cayendo en la confusión y una suerte de esquizofrenia lingüística. Tu carácter, personalidad, intereses, relaciones, gustos, etc., cambian. El cambio en sí no es ni malo ni bueno. Depende de si te hace más feliz, una mejor persona, más libre, más solidario.

Aunque nunca se puede subvertir completamente un lenguaje adquirido tempranamente, y puesto que, todo lenguaje crea realidades, un cambio de lenguaje cambia la cultura de un pueblo o nación. El cambio “cultural” durante los últimos 50 años en Chile ha sido notable. Pasamos aparentemente de ser un pueblo solidario a ser una manga de individuos egoístas y consumidores, entre otras propiedades o características culturales que cambiaron. El cambio no fue suave, ni continuo. El cambio fue abrupto, brutal, compulsivo, traumático, y aprendimos algunos voluntariamente y otros involuntariamente, algunos a gusto y otros a disgusto, algunos por preferencia y otros a la fuerza (más algunos incentivos materiales y económicos), a mover el cuerpo, sentir, pensar, hablar y comportarnos como neoliberales. Pero este relato (el neoliberalismo cuyo fundamento económico se encuentra en la Escuela Neoclásica u Ortodoxa), es una doctrina o ideología que tiene sus puntos ciegos, su lado oscuro, encubrimientos y olvidos sospechosos, que el lenguaje anterior u otro descubre, ilumina, develan y denuncia. Por eso mi amigo lo echa de menos y por otro lado, parece que el pueblo de Chile (incluido mi amigo) no ha olvidado completamente su historia, sobre todo la historia reciente. Lo cual se ha trasformado en un peligro, tanto para la ideología y doctrina neoliberal, como para los intereses y privilegios de aquellos que usufructúan del modelo. 

Share

Recommended Posts

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *