Estudio sobre el conflicto social (3): ¿Podrá sobrevivir la clase media?

De acuerdo a LyD y CEPAL, los estratos medios de ingresos bajos y vulnerables ascenderían a más de la mitad de la población total del país. Ellos serían los más expuestos a recaer a una condición de pobreza, sumándose así a los pobres ya existentes.

El aumento de la pobreza ya había sido anticipado, y ahora con la ocurrencia de la pandemia, se convierte en una dramática realidad que profundiza una crisis sanitaria, económica, social y política preexistente. Esto demanda una respuesta muy exigente, compleja y costosa, acorde con la gravedad y extensión de la pobreza.

De acuerdo con la reorganización del programa de investigación del Foro Valparaíso condicionada por el estallido social de octubre de 2019, esta entrega iba a centrarse en el estudio del papel de los encapuchados y anarquistas en dicho proceso. Sin embargo, hemos debido cambiar nuestra programación nuevamente para refocalizarla en el impacto de la irrupción del COVID 19 en la situación socioeconómica de la clase media.

Este estudio de la clase media se subdividirá en los siguientes temas:

  1. la inestabilidad de la clase media de ingresos medios y bajos, y de los estratos vulnerable;
  2. los factores de vulnerabilidad;
  3. las propuestas de Alejandro Foxley para superar la “trampa de los ingresos medios” y favorecer el tránsito de la “clase media vulnerable” a la “clase media consolidada”;
  4. las relaciones entre autoidentificación política y actitudes políticas de estratos con distintos niveles de ingreso;
  5. el riesgo de la destrucción de las ocupaciones ejercidas por la clase media por el avance de la automatización; y
  6. la trampa de la meritocracia

Esta entrega se concentrará en la inestabilidad de la clase media de ingresos medios y bajos, y de los estratos vulnerables.

Para definir en términos de ingreso quiénes pertenecen a la clase media nos hemos basado en la metodología que emplean Libertad y Desarrollo (LyD), la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). El estrato ubicado entre la clase media de bajos ingresos y los pobres es denominado vulnerable por LyD, de bajos ingresos por la OCDE, y bajos no pobres por la CEPAL. Ya que esos tres términos designan categorías similares, sólo utilizaremos el término de estrato vulnerable al referirnos a ellos (ver cuadro 1).

Todos los estudios resumidos aquí han destacado que desde comienzos de la década de 1990 hasta 2017, la clase media en Chile habría experimentado un alto crecimiento en consonancia con la reducción de la pobreza, hasta superar más de la mitad de la población. Sin embargo, esos mismos estudios advertían que la clase media de bajos ingresos, y los estratos vulnerables, también estaban expuestos a volver a caer a la situación de pobreza de la cual habrían salido, fenómeno especialmente notorio a partir de la segunda mitad de la década de 2010. Como veremos más adelante, esta advertencia ya dejó de ser tal, y se ha transformado en una dramática realidad.

Avances en la reducción de la pobreza

Recientemente, el Ministerio de Desarrollo Social llevó a cabo un estudio para observar la evolución de la pobreza en Chile desde 1990 hasta 2017. Esto requirió compatibilizar los datos obtenidos por la nueva metodología introducida en la Encuesta de Caracterización Socioeconómica (CASEN) en 2013 con los datos basados en la metodología usada anteriormente[1].

El gráfico 1 muestra que en 1990 la población bajo la línea de la pobreza alcanzaba un 68,5%, mientras que la población en condiciones de pobreza extrema era de un 48,8%. Estos son valores muy elevados considerando que bajo la anterior metodología eran de 38,6% y 13% respectivamente.

La gran diferencia en los resultados presentados debe atribuirse, como señala Ricardo Ffrench-Davis, a que la nueva metodología para definir la línea de pobreza se tornó mucho más exigente al no efectuar el ajuste de los ingresos al alza de las cuentas nacionales, y al utilizar patrones de consumo de 2012-13 en vez de 1987-88[2].

Ahora, casi treinta años después, la población bajo la línea de la pobreza, y la que vive en condiciones de pobreza extrema habría caído a un 8,6% y un 2,3% respectivamente, como se observa en el gráfico 2.

Esta evolución refleja el constante aumento del ingreso promedio de los hogares entre 1990 y 2017 -de $384 mil a $947 mil, calculado en pesos de 2017-. Pero en los aspectos referidos a la pobreza multidimensional todavía falta mucho por avanzar. Aunque se han reducido significativamente las carencias en escolaridad, desnutrición, cobertura de salud, hacinamiento y servicios básicos, la malnutrición (obesidad) ha aumentado, y la variación en los indicadores de seguridad social es poco significativa[3].

Pese a los avances experimentados en los últimos 30 años, existe una delgada línea que separa a la población de más bajos ingresos de la clase media. Ricardo Ffrench-Davis ha constatado que algunos hogares que habían superado por un margen relativamente estrecho la línea de la pobreza -incorporándose a los estratos de bajo ingreso de la clase media-, volvieron a ser pobres. Esto se debería a la precariedad del mercado laboral, que sería incapaz de asegurarle empleos estables. Su observación está sustentada en una Encuesta Panel con datos para 1996, 2001 y 2006. Del 23,5% de pobres en 1996, 12,2% dejaron de serlo en 2001, pero 7,4 % cayeron bajo la línea de pobreza mensual. Esta cifra sólo fue de un 4,4 % de la población en 2006. Esto muestra que un importante número de personas circula en torno a la línea de la pobreza en los años abarcados por la encuesta[4].

Las encuestas realizadas por el Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES) en 2016, 2017 y 2018 constatan elevados niveles de movilidad desde y hacia la pobreza medida de acuerdo con el ingreso per cápita de la familia. Según el COES, un 9% de los encuestados se mantuvo en los tres años bajo la línea de pobreza, un 54% se mantuvo siempre por encima y un 37% presenta patrones de movilidad en torno a la línea de pobreza[5].

¿Cómo caracterizar a la clase media?

En varios estudios e incluso en las redes sociales se destaca una clara tendencia de las personas a autoidentificarse como pertenecientes a la clase media. Sin embargo, esta autopercepción no se condice cuando la clase media es medida en conformidad con sus ingresos. En este sentido, la clase media comprende un enorme y heterogéneo estrato socioeconómico que ocupa distintas posiciones en la distribución del ingreso. Ésta es sólo una forma de caracterizarla, porque también es posible distinguir diferentes tipos de clase media según sus orientaciones políticas y proyectos de vida. Ahora solamente nos concentraremos en las diferencias existentes al interior de la clase media de acuerdo con sus niveles de ingreso.

No todos los integrantes de la clase media cuentan con los mismos ingresos para enfrentar situaciones tales como enfermedades catastróficas o la pérdida de empleos, fenómenos que se han acentuado con el COVID-19. Por esta razón, si queremos comprender la inestabilidad de la clase media -que este estudio pretende caracterizar-, debemos diferenciar los distintos estratos de ingresos que la componen, y de este modo apreciar mejor cuáles de ellos se encontrarían en una posición más vulnerable para caer nuevamente en una situación de pobreza.

El cuadro 1 muestra la clasificación de la población chilena por estratos de ingreso de acuerdo a LyD, la OCDE y CEPAL. Destacamos en naranja a las familias que pertenecen a la clase media:

¿Cómo se llega a esta clasificación? LyD se basa en dos criterios: el primero es del Banco Mundial, que establece que un individuo para pertenecer a la clase media debe percibir un ingreso entre 10 a 50 dólares diarios en paridad de poder adquisitivo. El segundo se basa en el cálculo de la línea de pobreza oficial en Chile.La OCDE lo hace en cambio considerando la distribución del ingreso, razón por la cual los avances en la reducción de la pobreza no son considerados cuando no existe una reducción en la desigualdad de ingresos[6]. La CEPAL por su parte fija umbrales absolutos correspondientes a múltiplos de la línea de pobreza. Esta línea fija los ingresos necesarios para atender las necesidades básicas alimentarias y no alimentarias.

Los cálculos de LyD se basan en un hogar de cuatro personas con un ingreso en pesos chilenos. La OCDE y CEPAL consideran un ingreso per cápita, en dólares de 2018 y en dólares de 2010 en paridad de poder adquisitivo, respectivamente. Por esta razón, hemos hecho la conversión a pesos chilenos, y multiplicado el resultado por cuatro personas, a fin de que los resultados sean comparables con lo planteado por LyD. Hechas las operaciones, la clasificación queda de la forma que se indica en cuadro 2:

¿Cómo ha evolucionado la clase media chilena en los últimos años?

En términos generales, y considerando las distintas metodologías aplicadas por LyD, la OCDE y CEPAL, la clase media como porcentaje de la población total habría experimentado un gran crecimiento en las últimas décadas, como se observa en el cuadro 3:

Según LyD la clase media creció entre 2006 y 2017 de 43,2 a 65,4%, es decir más de 20 puntos porcentuales. La CEPAL en tanto muestra un crecimiento de la clase media entre 2000 y 2017 de un 26,8 a un 58,4%. A diferencia de estas instituciones, la OCDE calculaba para 2016 que la clase media equivalía al 47% de la población, un porcentaje mucho menor que el calculado por LyD y CEPAL, y muy por debajo del promedio de la clase media en los países de la OCDE (61%). El gráfico 3 destaca esta diferencia.

Atribuimos esta diferencia en el incremento de la clase media a que el umbral inferior de ella de acuerdo con la OCDE ($736.811) es mucho más elevado que el empleado por LyD ($626.021) y CEPAL ($505.794), como se muestra en el cuadro 2.

El crecimiento de la clase media correspondió a la reducción sostenida de la población en situación de pobreza. Pero como se dijo, así como algunos salen, otros vuelven a caer a la pobreza desde una situación de vulnerabilidad, e incluso desde la clase media de bajos ingresos.

¿Qué tan vulnerable es la clase media chilena?

Así como la población se divide entre aquella de altos, medianos y bajos ingresos, la clase media también se subdivide de la misma forma. Es decir, existe una clase media de ingresos altos, medianos y también bajos. Claramente, los estratos medios de bajos ingresos son los que se encuentran más expuestos a shocks económicos que podrían hacerlos recaer a una situación de vulnerabilidad e incluso pobreza.

En el cuadro 4 presentamos los porcentajes de la población perteneciente a los estratos medios de bajos ingresos, vulnerables y pobres:

El Instituto Nacional de Estadísticas calculó que para 2017 la población total del país era de 17.574.003 habitantes. En el cuadro 5 estimamos en números absolutos los porcentajes anteriores basándonos en la información del INE:

De acuerdo a LyD y CEPAL, los estratos medios de ingresos bajos y vulnerables ascenderían a más de la mitad de la población total del país. Ellos serían los más expuestos a recaer a una condición de pobreza, sumándose así a los pobres ya existentes.

La clase media, en general, luego de llegar a ser el estrato socieoconómico mayoritario de la población de Chile, se encuentra hoy en una etapa de involución. Como señalamos anteriormente, LyD, la OCDE y CEPAL ya habían anunciado que esto podría suceder como resultado de la ocurrencia de variados factores de vulnerabilidad, que revertirían las condiciones que habrían hecho posible su crecimiento. El Panorama Social de CEPAL de 2018 y 2019 ya daban cuenta de una desaceleración de la tasa de crecimiento del PIB, grandes desafíos en la inserción laboral, desempleo, bajos ingresos, altos niveles de informalidad, desprotección en el trabajo y aumento de las brechas de desigualdad. Los tres informes especiales de la CEPAL publicados este año sobre el COVID-19, también muestran que en el decenio posterior a la crisis financiera mundial (2010-2019), la tasa de crecimiento del PIB regional disminuyó del 6% al 0,2%. La pandemia potenciaría en consecuencia los factores condicionantes del aumento de la pobreza y disminución de la clase media. La CEPAL también proyecta un aumento del Gini, cuyo ritmo de disminución ya se venía observando antes de la pandemia.

La CEPAL calcula las proyecciones de crecimiento de la pobreza en tres escenarios: bajo, medio y alto. Las cifras para Chile durante 2020 son 11,9%, 12,7% y 13,7% respectivamente. En relación al crecimiento del Gini, CEPAL dividió a los países de la región en tres grupos. Chile se encontraría en el grupo en el que el crecimiento del Gini fluctuaría entre 1,5% y 2,9%.

La pandemia debe caracterizarse como un hecho que precipita y agudiza una crisis sanitaria, económica y social preexistente de alcance global, que afecta en distintos grados a Chile, toda la región y el mundo. La crisis es a la vez, y muy principalmente, la crisis de un sistema político cuyas menguadas competencias para enfrentarla se exhiben hoy de manera prominente a plena luz del día. Pensamos que no se trata de un episodio que superaríamos tarde o temprano para volver a lo que se ha llamado “nueva normalidad”. La crisis multidimensional y global podría devenir en grandes transformaciones estructurales de los Estados-naciones, los sistemas económicos y el actual orden político mundial.

Los autores agradecen los comentarios hechos por Alejandro Foxley a esta primera entrega.


[1] El Mercurio, “6 de cada 10 personas salieron de la pobreza por ingresos, pero se mantienen carencias de acceso a la seguridad social: Inédito estudio del Gobierno analiza la evolución de la pobreza en Chile desde 1990″, 1 de marzo de 2020.

[2] Ver Ffrench-Davis, Ricardo, Reformas Económicas en Chile, 1973- 2017, Santiago: Taurus, 1a edición, 2018, p. 484.

[3] El Mercurio, “6 de cada 10 personas salieron de la pobreza por ingresos, pero se mantienen carencias de acceso a la seguridad social: Inédito estudio del Gobierno analiza la evolución de la pobreza en Chile desde 1990, 1 de marzo de 2020.

[4] Ffrench-Davis, Ricardo, Reformas Económicas en Chile, 1973- 2017, op. cit.

[5] COES, Radiografía del Cambio Social. Análisis de Resultados Longitudinales. Estudio Longitudinal Chile (2016-2017).

[6] Comisión para la Medición de la Pobreza, Informe Final, 2014, p. 19.

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Comments

  1. LUZ MARIA MENDEZ BELTRAN : Junio 4, 2020 at 11:17 pm

    Comprendo que la situación del país se ha tornado muy álgida debido al estallido social y luego a los efectos de la pandemia que pueden ser mucho mayores a que actualmente se estima. Teniendo presente datos históricos antiguos que se desconocen, en el siglo XVI con la llegada de los virus a América que portaban los españoles y que no estaban presentes en el continente americano, en cincuenta años la población indígena decreció en un 90%. Es decir, sólo sobrevivió un 10% a los efectos de la viruela, el sarampión, la peste cristal, la alfombrilla, la gripe, y la disentería. Esto también afectó a los criollos y españoles.
    El país debe preparase con políticas de ayuda social y sanitarias muy agresivas, porque el efecto no sólo será sobre la pobreza, sino realmente sobre
    la sobrevivencia humana. Por otra parte, urge que la población extreme su cuidado personal ante un virus agresivo y por contacto. Los médicos tienen razón en exigir las cuarentenas porque el real problema es de salud.

    • Crisóstomo Pizarro : Junio 5, 2020 at 7:33 pm

      Muchas gracias por tus interesantes comentarios. Concordamos sin reservas sobre la necesidad de adoptar “políticas agresivas”, ya que solo ellas podrían enfrentar los nefastos efectos de la pandemia sobre la misma sobrevivencia de la humanidad. Hay que tener presente, sin embargo, que esas políticas requieren de importantes transformaciones económicas y políticas, y costosos recursos que nuestro debilitado Estado no puede resolver por sí mismo. La solución no puede circunscribirse a respuestas nacionales porque se trata de una crisis sistémica global.
      Cordiales saludos

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